Paysandú, Miércoles 18 de Agosto de 2010
Deportes | 16 Ago La pancarta que lucía frente a la casa de sus padres dejaba en claro que Egidio Arévalo Ríos estaba en Paysandú. “Pequeño gigante, orgullo sanducero”, rezaba el retazo amarillo por debajo del que decenas de personas pasaron con el objetivo de saludar al futbolista a lo largo del fin de semana.
Arévalo Ríos llegó a su ciudad después de haberse dado el gusto de jugar siete partidos en el Mundial 2010 vistiendo la camiseta de Uruguay y abrazar un cuarto puesto importantísimo, que revitalizó a todo un país. “Extrañaba venir a Paysandú. Se dijo que no quería venir, pero en realidad no se supo la verdad y me dolió mucho. Sucedió que después de estar concentrado en Sudáfrica por 40 días quería tener la cabeza limpia y debía viajar a México para arreglar las cosas con el Monterrey. Debía irme rápidamente porque tenía que charlar con el club para que no me trancaran nada en caso de que surgiera una buena oportunidad”, dijo el volante, quien no se cansa de repetir que vivió una historia inolvidable.
El “Cacha” sigue viviendo el recuerdo de todas las cosas que le sucedieron en tan poco tiempo. “El recibimiento de la gente cuando volvimos del Mundial fue impresionante, algo que no imaginábamos, más allá que después de algún partido recibíamos llamadas que nos decían que la gente estaba contenta y festejaba. Cuando llegamos, el trayecto al Complejo (Deportivo de la AUF) lo hicimos en más de una hora y media cuando normalmente es de 10 minutos. Llovía y la gente nos estaba esperando en el camino. Y al otro día tuvimos la caravana”, recordó.
Para el “Pequeño gigante”, como fue bautizado tras la excelente actuación mundialista, este 2010 será imborrable. Y la actuación de la selección en Sudáfrica fue la frutilla de la torta, premio al sacrificio y la incertidumbre.
“Una experiencia única”
“Vivir esto después de lo que me tocó, es impresionante”, afirma tras pensar en lo que vivió en los últimos tiempos. “Estuve siete meses parado en México, sin jugar, sintiendo solo el apoyo de mi señora, y de mis padres y hermanos a la distancia. Tenía que seguir entrenando, preparándome, y por eso jugaba al fútbol siete con amigos, esperando la oportunidad de un llamado y que cuando lo recibiera no estuviera de cero. Cada mañana salía a correr, hacía ejercicio y no aparecía nada. Tenía la posibilidad de ir al Atlético Tucumán pero no me quería ir a Argentina, porque en mi interior estaba esperando una posible llamada de Peñarol. Y se dio, por un empresario con el que no tenía relación pero que se portó muy bien”, recordó el volante, quien del otro lado de la línea contestó sin pensarlo: “me voy mañana”. Muchos le dijeron que Peñarol estaba complicado económicamente, que no ganaba nada, y que era retroceder. Pero Arévalo Ríos se sentía en deuda por no haber logrado el título durante su pasaje anterior. Y tenía, de yapa, la posibilidad de mostrarse ante el técnico de la selección. “Quería un lugar, me sentía en condiciones y solo pensaba en salir campeón con Peñarol y ganarme un lugar en la lista de Tabárez”, afirmó.
Y el destino le sonrió: no solo fue campeón con los aurinegros sino además titular indiscutido en la selección mundialista. “Esos seis meses me cambiaron la vida”, repite.
Lo cierto es que Arévalo Ríos fue titular en los siete partidos que jugó Uruguay en Sudáfrica, jugando todos los minutos que la Celeste estuvo en las canchas de Sudáfrica. Algo que hicieron solo Muslera y Maxi Pereira.
Después de hablar de todo un poco, de darle vueltas a esos seis meses inolvidables, salieron a relucir las anécdotas mundialistas.
“¿Qué le diré a mis nietos cuando sea viejo? Que viví una experiencia única, porque esto es increíble. Fui intentando ganarme un lugar y a dos días del debut Tabárez me confirmó como titular. ¡No lo podía creer! Titular y nada menos que ante Francia. Y terminé jugando todos los partidos”, contestó entre risas.
Junto a su señora y su hermana, que se sumaron a la charla, aparecieron diferentes anécdotas. Que el jugador más difícil de marcar fue el holandés Sjneider; que el partido ante Corea del Sur fue muy complicado y que los mejores partidos de Uruguay fueron ante Sudáfrica y Alemania, fueron tema de conversación. Así como también el haberle dado el pase a Forlán para anotar en uno de los partidos tras una “patriada”. “Enseguida vino a agradecerme y a festejar, algo que lo pinta como es”, dice. O también el partido ante Ghana, el de mayor emoción, que hoy recuerda sin tensiones y con una sonrisa pintada en la cara. “Era una lástima habernos ido por ese penal. Yo estaba a la izquierda del punto penal cuando Luis (Suárez) atajó la pelota; era lo único que podía hacer. No lo podíamos creer. Yo fui el último en salir del área, dándole para adelante a Muslera y mirando la pelota como pidiéndole que no entrara. Después se estrelló en el travesaño y Abreu la picó en el último penal”, dijo.
Todo concentración
Arévalo Ríos dice que, más allá de la calidad individual de los jugadores, la clave fue el grupo. Y no solo el plantel, sino también el cuerpo técnico y los allegados.
“El grupo fue vital para conseguir lo que conseguimos. Nos planteamos el objetivo de llegar lo más arriba posible, pero siempre supimos que debíamos ir partido a partido. Nosotros festejábamos en la cancha y nada más, al punto que a veces entrabas al vestuario después del partido y había un silencio enorme, pero porque ya estábamos pensando en el próximo”, relata para luego asegurar que “no nos dábamos cuenta de que estábamos haciendo historia, porque queríamos ir paso a paso”. El “Cacha” no se cansó de saludar a quien golpeara la puerta de la casa de sus padres. “Quiero felicitarte y agradecerte, porque esto que nos hicieron vivir ustedes no lo viví nunca jamás”, le dijo una señora que se acercó como tantas otras a saludar al “Pequeño gigante”, que el fin de semana no se cansó de cobrar el otro premio mundialista: el cariño de la gente.
"HAY QUE RENOVARLE"
“Al Maestro Tabárez hay que renovarle el contrato. Tiene que seguir. Conmigo se ha portado muy bien, me dio una segunda posibilidad después de que me fui al Monterrey buscando una seguridad económica, porque la vida del jugador es corta. Pero tuve la chance y no la desaproveché. Tabárez hizo un gran trabajo y no solo durante el Mundial, sino con todas las selecciones, por lo que tiene que seguir al frente de la selección”, dijo Arévalo Ríos.
EL FUTURO
El “Cacha” viaja hoy a Montevideo para sumarse a los entrenamientos de Peñarol, pero todavía no tiene definido su futuro. Es que las ofertas son muchas, los interesados aparecen a la vuelta de cada esquina.
“Yo estoy tranquilo, confío en mis representantes, que están trabajando muy bien. Igualmente, espero que esto se defina rápidamente, porque es todo una incertidumbre. Todavía no renové el contrato con Peñarol, mi pase es del Monterrey, pero en caso de que no salga nada para el exterior quiero seguir jugando en Peñarol”, dijo.
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