Paysandú, Domingo 22 de Agosto de 2010

Un paso oportuno hacia la integración

Opinion | 16 Ago El encuentro previsto para mañana en Concepción del Uruguay, por el que se reinstaurará el Comité de la Hidrovía del Río Uruguay, con participación de delegaciones de departamentos y municipalidades de ambas orillas, constituye un evento de suma importancia, sobre todo a partir de la “congelación” en el relacionamiento bilateral que durante más de tres años se registró como consecuencia del conflicto promovido por la asamblea de activistas de Gualeguaychú, a partir de la instalación de la fábrica de celulosa de Botnia.
La Sala “Juan Carlos Scelzi” de la ciudad entrerriana será sede de este encuentro bilateral que marca en gran medida un hito en el relacionamiento post conflicto, que ha dejado secuelas que se procuran superar a partir del acuerdo para el monitoreo conjunto de la planta y emprendimientos ubicados en ambas orillas, así como de puntos críticos del curso de agua compartido.
Debemos tener presente que por más de tres años los activistas lograron presionar y amedrentar a todo aquel que en su provincia intentara algún acercamiento con Uruguay o promoviera acciones tendientes a la integración, o por lo menos mantener algún grado de relación con la vecina orilla, por considerarlo “traición” a la causa ambientalista. Se creó así un clima de denuncia permanente contra quienes se opusieran o siquiera pusieran en duda lo manifestado como verdad absoluta por los seudo ambientalistas.
Una muestra clara de la irracionalidad con que han llevado adelante estas acciones los activistas quedó al desnudo con su campaña tendiente a evitar el dragado de los pasos del río Uruguay ubicados al sur de Fray Bentos, “para perjudicar a Botnia”, cuando en realidad a la multinacional lo que menos le ha importado es la profundidad del río, por cuanto desde su entrada en funcionamiento ha sacado su producción en barcazas para su destino de exportación.
Los grandes perjudicados, en cambio, han sido los puertos de Fray Bentos y Concepción del Uruguay, que tenían tradicionalmente un intenso movimiento de buques de ultramar, y que a partir del cese del dragado tienen serios problemas de calado, en claro perjuicio de la actividad de sus puertos y afectando notoriamente la disponibilidad del instrumento por excelencia para la salida de producción de grandes volúmenes.
La terminal portuaria uruguayense ha sido la más afectada, al punto de que su movimiento es solo una ínfima parte del que se registraba hasta hace unos años. La amenaza de los activistas durante mucho tiempo surtió efecto para que las voces que reclamaban el dragado en esa ciudad no tuvieran la repercusión que debieron tener en la opinión pública y sobre todo en el gobierno provincial y nacional, para que se comprendiera la gravedad del problema.
La iniciativa de revitalizar el Comité de la Hidrovía del Río Uruguay surgió precisamente en Concepción del Uruguay, porque el decaimiento de su puerto se ha proyectado negativamente sobre la economía de la zona, y con el paso de los años muchas de las cargas de su área de influencia se han derivado a los puertos del río Paraná, con la consecuente desocupación en la fuerza laboral que trabajaba en este puerto.
Y precisamente la Hidrovía Paraguay-Paraná debe ser la referencia obligada para las acciones que se acuerden en el Comité de la Hidrovía del Río Uruguay, desde que el enlace de ambos cursos de agua se ha convertido a partir de la década del 90 en la gran palanca logística de la producción regional hacia las terminales de ultramar, como es el caso del puerto de Nueva Palmira en nuestro país, cuyo movimiento ha crecido sustancialmente y actualmente se encuentra desbordado por la demanda de servicios. El punto es que felizmente el escenario productivo de nuestra región ha cambiado sustancialmente en la última década, a partir primero de producciones como la forestal y luego el boom agrícola, a la vez de abrirse muy buenas posibilidades para el transporte de contenedores mediante la complementariedad ya prevista entre los puertos de Concepción del Uruguay y Paysandú, que permite abatir los costos de los fletes y por ende potenciar producciones que tienen actualmente dificultades logísticas para estar en condiciones de competir en el escenario internacional.
Por lo tanto, reactivar el comité significa crear un ámbito de trabajo fundamental para que desde ambas márgenes puedan coordinarse y fortalecerse las gestiones con vistas a potenciar el instrumento del transporte fluvial y la integración regional, por largo tiempo postergada, lo que no es poco decir, teniendo en cuenta el conflicto que tuvo de rehén a los pueblos de las dos orillas.


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