Opinion | 22 Ago Aunque hasta hace poco tiempo era desconocido por muchos, lo cierto es que la riqueza geológica de Uruguay continúa generando noticias. Ahora, de la mano de la empresa india Aratirí, es la explotación de minas de hierro la que pretende despegar.
En este sentido, el gobierno informó que el próximo año se conocerá la viabilidad de la explotación de hierro en la zona comprendida por los departamentos de Durazno, Treinta y Tres y Florida, en el marco de un proyecto que implica una inversión de aproximadamente 2.000 millones de dólares para la extracción de hierro con destino a la industria siderúrgica china y argentina, fundamentalmente.
Los volúmenes de producción --que se espera lleguen a los 18 millones de toneladas por año-- abastecerán el mercado oriental. No obstante, se podrá abastecer el mercado argentino, que consume 5,5 millones de toneladas anuales.
En las últimas horas, al referirse a este proyecto el gobierno nacional se encargó de señalar que Uruguay se beneficia con una parte del valor económico de ese recurso natural que es propiedad del Estado, destacando también la importancia de la dinamización socio-económica que el proyecto minero genera a nivel local en áreas rurales y a la cual se agregan un valor adicional en servicios, logística y la reactivación o implantación de infraestructura.
Indudablemente, en este tipo de explotaciones es el Estado el que debe dar las garantías del caso no solo a la población local sino a la sociedad en su conjunto en la medida que se trata de recursos geológicos de alto valor en el mercado internacional que están en nuestro subsuelo y --no es un detalle menor-- se necesita de las empresas privadas para su explotación puesto que la valoración del mismo se produce en la medida que pueda ser extraído y comercializado.
Por otra parte, son las empresas las que desarrollan a su riesgo etapas cruciales como las de estudio, prospección y exploración a efectos de comprobar la viabilidad de la explotación comercial de los yacimientos. Sin embargo, el rol del Estado sigue siendo crucial en lo que respecta a la aplicación de la legislación vigente, contralor y aplicación de las normas y cuidados ambientales que correspondan. La búsqueda de posibilidades de agregar valor en el país a la materia prima que se extrae, como forma de vender el producto con al menos cierta manufacturación que permita aumentar las ganancias para la sociedad a través de la generación de nuevas fuentes de trabajo, sigue siendo todavía una materia pendiente que no habría que descuidar.