Paysandú, Martes 24 de Agosto de 2010
Locales | 20 Ago En varias oportunidades hemos rescatado testimonios de maestros rurales, quienes siguen convencidos de que en el medio rural todavía hay mucho por hacer.
Durante nuestra visita a la Escuela 34 de Puntas de Buricayupí, tuvimos la posibilidad de dialogar con la maestra directora, Elsa Giordano, a quien le consultamos respecto a la incidencia que sigue teniendo la escuela pública en estos sitios del interior departamental. El testimonio de la educadora representa una versión “de primera mano” de otras realidades y de los desafíos que docentes y educandos enfrentan en zonas donde a veces se está “lejos de todo”.
“Cuando uno ha trabajado muchos años en la ciudad y viene a estos lugares, se da cuenta que la obra del maestro realmente sirve. Hay que buscar, de alguna forma, mejorar la calidad de vida a los niños que concurren a la escuela rural. Hemos logrado algunas cosas, pero hay otras que no, que cuestan mucho más de lo imaginable. En el caso de esta escuela hemos logrado que este año se conecten varias familias a la red del servicio de energía eléctrica. Un paso fundamental es que 3 o 4 núcleos familiares hoy cuenten con heladeras, mientras que otros hogares ya tienen el aparato de televisión, y eso es una gran novedad. Sin embargo hay vecinos que no han querido conectarse y mantienen algunos principios de vivir sin las comodidades que hoy brinda la tecnología. Creo que es como no querer desprenderse de los códigos de convivencia de otros tiempos”, relató la maestra. Asimismo, dijo que de diez niños que el año pasado cursaron sexto año, dos estudian actualmente en la Escuela Agraria.
“Fue un largo trabajo desde marzo hasta diciembre, charlando con los padres, tratando que tomaran conciencia de que si sus hijos estudian van a tener la posibilidad de conseguir mejores empleos y por ende ganar un poco más. Este año de los cuatro alumnos que egresan, seguramente dos van a seguir en la Escuela Agraria”, agregó.
En cuanto a la preparación que reciben los niños en esta escuela, Giordano aseguró que “en la escuela rural se prepara para la vida. Se prepara para que ellos puedan seguir en el campo, pero con otras posibilidades que les permita vivir mejor y así superarse”.
Entre relatos de alegrías y sinsabores, la maestra destacó que “muchas veces la indiferencia de las autoridades provoca cierta tristeza, mientras que la alegría pasa por cuando, todos los lunes, los gurises esperan expectante al maestro. Eso es algo gratificante y movilizador”, afirmó.
“Hay que actuar en varios aspectos para que los niños tengan una calidad de vida mejor. En general provienen de familias bien constituidas, aunque acá lo que se ve es la ausencia de la figura paterna, en muchos casos porque las estancias están muy lejos de sus hogares y ello provoca que visiten su casa una vez al mes. Por eso los niños están a cargo de las madres”, concluyó Giordano.
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