Paysandú, Domingo 29 de Agosto de 2010
Locales | 29 Ago Otra vida que se va …
…y me pregunto, ¿será sólo eso? Otro caso que queda en la impunidad, que se menciona durante unos días y después, ¿todos nos olvidamos? ¿Será otro caso de esos que queda impune porque la mal llamada “justicia” dice que no se puede hacer nada dado que los delincuentes son menores y los amparan los derechos? ¿Hasta cuándo tenemos que seguir soportando esta situación? ¿Qué hay del derecho de estos otros niños que se van a criar sin su mamá porque se las mató un inadaptado que quiso robarle unas monedas? ¿Qué hay de esas familias destrozadas por un ser vil acostumbrado a vivir de lo que puede robar a los ciudadanos honestos que laburamos como Rosina? ¿Qué hay de Rosina, esa vida truncada, sin el derecho de ver crecer a sus hijos?
La justicia parece ver sólo los derechos de los delincuentes, ¿o será que se olvida que los ciudadanos que ponemos el hombro laburando pagamos sus sueldos? ¿Será que olvidó el significado de la palabra justicia? A nosotros no nos asisten derechos. Somos gente honesta y por eso nuestros derechos no valen.
He sido víctima de innumerables robos; ni la justicia ni la policía jamás asistió mis derechos. Es más, he visto muchas manzanas “podridas” en el mismo cajón, y la justicia me ha dicho que es el país donde vivimos. Cosa que hasta el día de hoy no entendí muy bien, o tal vez me niego a entender que para hacer valer mis derechos me tenga que ir de mi país. Me pregunto cuándo alguien, llamémosle presidente, ministros, senadores, jueces, órganos de justicia, policía, etcétera; “alguien” se dispondrá a pensar y a ejecutar medidas que realmente sean justas y nos eviten llorar hoy a Rosina y mañana a cualquier otro ser querido, que no hacía mal a nadie, simplemente circular por las calles sanduceras. Y Rosina es una víctima más. ¿Alguien tiene idea cuántas víctimas existimos? Hasta la grandiosa “Norteña” es víctima a diario y a la vista de todos del robo indiscriminado de leña. Aún teniendo poder, guardias privados, seguridad, etcétera, les roban en sus propias narices y nadie puede hacer nada. Los vecinos solo los observan; forma parte natural del paisaje. ¿Hasta cuándo? ¿Cuándo nos dispondremos a erradicar de la sociedad? Estos energúmenos, malandros, vividores, inadecuados e inadaptados, que no pueden vivir en una comunidad.
¿Cuándo despertaremos, cuándo nos dispondremos a salir de atrás de las rejas y que sean estos energúmenos quienes estén detrás de ellas? ¿Cuándo los sacaremos de la impunidad, cuándo nos revelaremos? ¿Cuándo? ¿Quién nos devuelve la vida de Rosina? ¿Quién les devuelve la mamá a esos niños? Lamentablemente ahora, ya nadie. Pero apelemos e imploremos a quienes nos representan que tomen las medidas necesarias y en forma urgente, para que estos hechos no se vuelvan a repetir jamás.
Belkys Beatriz Toscanini. CI 3.345.102-6
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