Paysandú, Jueves 02 de Septiembre de 2010
Locales | 28 Ago Aproximadamente un millar de personas participó ayer en una marcha de silencio en memoria de Romina Severo Pérez, que concluyó con la lectura de una proclama que demandó avances inmediatos en el tratamiento del problema de la minoridad infractora.
Ésta fue la segunda marcha realizada en Paysandú tras la muerte de la joven profesora, que resultó arrollada por un ómnibus al caer de su motocicleta luego de que dos menores de edad tiraran de su cartera para arrebatársela. El jueves, una marcha espontánea partió desde una institución educativa hasta el Juzgado donde declaraban los responsables de la muerte de Romina, madre de tres niñas de dos meses, 4 y 6 años. En la víspera, la convocatoria surgió de un grupo de profesoras de Literatura --colegas de la joven-- y encontró eco en todo el colectivo docente, a punto tal que la Asociación de Funcionarios de la Enseñanza Media de Paysandú (Afempay) declaró un paro parcial entre las 13.30 y las 16. Docentes, estudiantes, amigos, conocidos, vecinos, familiares y personas que no conocían a la víctima pero se sentían indignadas y preocupadas, marcharon con velas y flores en sus manos y condenaron lo ocurrido con sus lágrimas. La marcha comenzó en 18 de Julio y Montevideo y transitó en silencio hasta la Plaza Constitución, donde la oratoria --a cargo de las profesoras de Literatura Rossana Migliónico y Silvia Grattarola-- se desarrolló frente a la sede del Poder Judicial y sobre el memorial que recuerda a las víctimas de la violencia contra la mujer, inaugurado el año pasado en la esquina suroeste.
POESíA Y SEMBLANZA
“Si para todo hay término y hay tasa/y última vez y nunca más y olvido/¿Quién nos dirá de quién, en esta casa,/sin saberlo, nos hemos despedido?”, fueron los versos de Jorge Luis Borges con que las docentes iniciaron la proclama, que incluyó también citas de poemas de Rafael Montesinos, César Vallejo y Miguel Hernández. Una vez más, el lenguaje poético y las metáforas fueron instrumentos para la expresión de los encontrados sentimientos que provocan este tipo de hechos luctuosos y del doloroso sentir colectivo. “Sin saberlo, el martes de noche cuando vivíamos todos un clima de fiesta, para celebrar la Nostalgia, paralelamente, las sonrisas de tres niñas iniciaban un largo trayecto de nostalgia por la presencia de su mami que ya no tendrían más, pues era segada la vida de nuestra colega, compañera, amiga, pero también su mamá: Romina Severo. Para la crónica policial, era una noticia más, dado que tanto la frecuencia de este tipo de hechos, como la modalidad misma con que fue atacada Romina, vienen formando parte de nuestra vida cotidiana. Hoy, en este momento, estamos acá justamente, para que no sea una noticia más”, expresó la proclama para luego recordar la figura de Romina Mónica Severo Pérez: “mamá, esposa, hija, hermana, amiga, profesora de Literatura, adscripta sensible que comprometió su mejor esfuerzo, mostrando una sensibilidad social muy marcada y una comprensión profunda de --justamente-- aquellos estudiantes conflictivos y problemáticos. Romina, portadora de una sonrisa profunda, una mirada iluminadora, una personalidad alegre, positiva, constructora de vida, tuvo la extrema mala fortuna de que se le cruzaran en su camino dos malvivientes que, como rutina, suelen hacer esto, incluso en esos mismos lugares, pero que, por obra del azar o del destino, tocó que esta vez quisieran cosechar allí… y segaron así la vida de Romina”.
RECLAMO EXPLíCITO
“Decimos malvivientes y evitamos ex profeso palabras como menores o jóvenes, y aún expresiones tales como ‘menores infractores’ o ‘jóvenes delincuentes’. Porque menores, jóvenes, son palabras que para nosotros, docentes que trabajamos con ellos día a día, describen un colectivo de más de 600.000 uruguayos estudiantes, con los cuales tenemos el privilegio de alternar y, muchas veces, la dicha de conocer sus almas, compartir sus luchas, su forma de convertir sus problemas en logros, sus ganas de dar y recibir afecto, sus angustias, su empuje para salir adelante, sus mejores energías, sus múltiples intereses y sus sueños. En cambio, malvivientes que no han cumplido 18 años, hay en este país aproximadamente unos 800, y, en esta ciudad apenas 30”, leyeron las docentes. En la proclama, los convocantes dejaron en claro que estaban allí para manifestar su dolor pero “no solo para eso”. “Estamos para elevar la voz de las víctimas, o sea, la voz de Romina misma, la de sus pequeñas hijas, sus soles Victoria, Julieta e Isabella, la voz de su compañero Horacio, la voz de sus alumnos, la voz de todos nosotros”. Y enfatizaron: “estamos para demandar avances inmediatos en el tratamiento de un tema tan delicado y complejo como es éste”. Asimismo, manifestaron su convencimiento de que “la demora en la acción que lo encauce, está teniendo un precio demasiado alto”. “Estamos aquí porque no aceptamos seguir escuchando más de lo mismo: que ‛es muy complejo’, que ‛lo estamos estudiando’, que ‛tiene demasiadas facetas’, que ‛hay señales de’; porque exigimos que ninguno de nosotros, convocados aquí, pero tampoco ninguno de los que no están hoy aquí, pueda irse cada noche a dormir tranquilo, si no avanzó, desde su lugar, cada día un poco más, para abordar de una buena vez este problema”, expresaron.
LA AGENDA DE LO HUMANO
La proclama terminó citando al poeta español Miguel Hernández: “Tanto dolor se agrupa en mi costado/que por doler me duele hasta el aliento./Un manotazo duro, un golpe helado,/un hachazo invisible y homicida,/un empujón brutal te ha derribado./ No hay extensión más grande que mi herida,/lloro mi desventura y sus conjuntos/y siento más tu muerte que mi vida.” Luego los docentes convocaron a los estudiantes presentes a retornar a las aulas. Pero antes se dirigieron, sobre el memorial de las víctimas, a Romina: “acá estamos, y estás tú con nosotros. Porque te hablamos con nuestros estudiantes, porque tu rostro aún está asociado con el de ellos tanto como con el de nuestros compañeros, porque dando clases te honraremos, pero solo después de este momento, ya que ahora el duelo nos movió a tener esta clase en comunión con todos, sobre un emergente no previsto en los programas, pero que está en la tapa de la agenda de lo humano”. Finalizada la lectura, una vez más los presentes recurrieron a las palmas para reclamar justicia y, mientras algunos alzaban carteles que pedían la disminución de la edad de imputabilidad penal, muchos otros dejaron fotos de la víctima y depositaron flores y encendieron velas en una jardinera del Juzgado.
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