Opinion | 27 Ago Con la trágica excepción que significó la muerte de una joven, quien cayó bajo las ruedas de un ómnibus por culpa de arrebatadores, Paysandú vivió una “Noche de la Nostalgia” relativamente tranquila, sin accidentes de tránsito de gravedad y sin excesos relacionados al consumo de alcohol. El desgraciado episodio de la joven arrollada seguramente perdurará en la memoria y la indignación de los sanduceros durante mucho tiempo, pero por las características del suceso no puede considerarse un “accidente de tránsito” y por lo tanto, al respecto cabe destacar el resultado de un operativo conjunto entre la Intendencia y la Policía, que logró que una de las noches más complicadas del año transcurriera dentro de los parámetros normales.
Si bien se originó en la capital del país, la “Noche de la Nostalgia” tiene una enorme repercusión en el Interior, donde año tras año aumenta el número de habilitaciones para locales bailables, cuyos propietarios aprovechan la oportunidad para generar ingresos en medio del alicaído mercado invernal. Sin embargo, por tratarse de la noche en la que más uruguayos salen a la calle --incluso más que el 24 de diciembre--, la fiesta también fue en sus inicios un verdadero dolor de cabeza para las autoridades, ya que el aumento del tránsito así como el consumo excesivo de alcohol, se traducía en un sensible incremento de los siniestros, lo que empañaba los festejos y convertía a la mañana del 25 de agosto en un verdadero drama. Afortunadamente, en los últimos años las campañas de prevención instrumentadas en las horas previas al 24 de agosto repercutieron en la conducta de los uruguayos, traduciéndose en una disminución de los accidentes y una actitud más responsable en relación al consumo de alcohol. En este contexto se inscribió en Paysandú la jornada de controles efectuada por inspectores municipales y efectivos policiales, cuyos buenos resultados están a la vista y seguramente se repetirán en circunstancias similares. Si bien se trata de públicos diferentes, las campañas y los controles deberían repetirse en fechas como el 24 y el 31 de diciembre, pero fundamentalmente incluirlos en la agenda habitual de las autoridades, para de este modo comenzar a revertir la preocupante situación del tránsito sanducero.