Paysandú, Viernes 10 de Septiembre de 2010
Rurales | 03 Sep Directivos de la Sociedad de Criadores de Merino Australiano del Uruguay (Scmau) y técnicos del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), presentaron ayer en Paysandú el consorcio de lanas ultrafinas en nuestro país, que pretende obtener un material genético de 15 micras.
Hasta las instalaciones del Golf Club Paysandú, llegaron productores de varios departamentos, obviamente criadores de la principal raza lanera uruguaya, quienes junto a técnicos de instituciones como el Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL), conocieron detalles de un trabajo que tiene una base de 10 años del Núcleo Merino Fino.
Juan Manuel Grasso, actual presidente de la sociedad de criadores de la raza, acompañado de ex presidentes de la gremial: Juan Pérez, “Pancho” Donagaray y Alfredo Fros, fueron los responsables de informar los detalles de la conformación del consorcio, y ponerlo a discusión de los asistentes a la reunión.
El consorcio es una organización público-privada, donde se ponen recursos por parte de ambos sectores, “para desarrollar, innovar y generar algo que no está”, sostuvo a EL TELEGRAFO, el ingeniero agrónomo Favio Montossi. “Lo que no está en el país desarrollado es un negocio de ultrafinas en Uruguay, como no estaba hasta hace 10 años la lana superfina en el país”, aclaró.
Se cumplió en Uruguay la etapa de superfinas, pasando de 40.000 a 1.500.500 kilos por debajo de las 20 micras. “Las tecnologías están, ahora estamos en una nueva etapa para explorar caminos que no se conocen a nivel nacional. Este camino es en conjunto y arrancamos desde el vamos. Es una alianza temprana”, aseguró el investigador del INIA.
Respecto a lo que se pretende con este consorcio, subrayó que “nos proponemos generar en estos 10 años, un material genético por debajo de las 15 micras (ultrafinos), productos que son de 25 a 30 dólares en kilo. Hay casos aislados que se han comercializado en el país, por parte de dos cabañas reconocidas que han llegado a recibir 30 dólares por kilo de su producción”.
Indicó que “nuestra idea es desarrollarlo, y aquí los actores privados van a poner dinero en invertir, investigar y sobre todo en innovar. La investigación permite generar un conocimiento, mientras que innovar es transformar ese conocimiento en un producto”.
Montossi aclara que se trata de un nuevo formato de trabajo que tiene el INIA, “pero en el caso que la demanda y el mercado está orientado para este lado, está claro el interés en desarrollar este tipo de tecnologías para nichos de mercado”.
Junto a la sociedad de criadores, el INIA presentó esta propuesta que se pone a consideración de los productores “para ver cuántos nos quieren acompañar en este nuevo desafío”.
Entiende que “quienes nos acompañaron van a querer estar, pero sabemos que quienes no han sido parte del Núcleo Merino Fino participarán de esta iniciativa, de acuerdo a lo que hemos conversado con directivos de la Sociedad de criadores”.
“Hemos demostrado que las cosas se hacen seriamente y comprometidos, pero fundamentalmente, dejando en claro que lo hacemos en conjunto”, acotó Montossi. “Es un plus para el éxito de este consorcio, porque hay un producto logrado que lo respalda”.
El concepto de co-innovar (investigación de los sectores público y privado en conjunto) “tiene la ventaja de ponernos de acuerdo con el sector productivo, brindando garantías que la discusión de la pertinencia y de la importancia y las prioridades ya están dadas, pero sobre todo, tenemos una visión en común, lo cual muchas veces es tan difícil lograr en Uruguay”.
En la reunión realizada en la víspera, los productores involucrados en el consorcio fueron informados de que van a recibir en una primera instancia, material genético (carneros o semen), además del asesoramiento de toda el área de genética.
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