Opinion | 12 Sep Falleció la acompañante de un motociclista en un accidente de tránsito en los accesos a Montevideo. Un titular que no sorprende demasiado porque, infelizmente, es moneda corriente. Pero impacta mucho más si agregamos que esa acompañante tenía tan solo tres meses de edad.
En diez años el parque de motos creció nueve veces más que la población, llegando casi al medio millón actual. Es por eso que hoy es común ver a los padres llevando a sus pequeños hijos en moto --en la mayoría de los casos sin casco-- y a veces más de uno. Se excusan en la necesidad de recoger los niños de la escuela, la falta de tiempo para llegar a un determinado lugar o lo económico de este transporte.
Sin embargo, existe un factor de mayor peso que cualquier otro: la seguridad. Los accidentes de tránsito son la primera causa de muerte para niños mayores a 5 años y adolescentes. La moto es un vehículo que, a la hora de un accidente o una simple caída por causa de un perro o un pozo en la calle, ofrece escasos puntos de protección para quienes circulan en ella.
Los niños presentan mayores riesgos en caso de sufrir un siniestro. Debido a su menor tamaño, la magnitud del trauma es mayor, lo que causa lesiones más severas en los órganos. Si son transportados en una moto, en caso de choque salen despedidos con más facilidad. Pero no solamente en moto corren riesgo. Un niño que viaja en el asiento delantero de un auto tiene alto riesgo de padecer lesiones graves al golpear contra el habitáculo, en caso de frenado brusco o colisión. Un bebé en brazos no podrá ser sostenido, ya que por efecto de la inercia multiplica varias veces su peso en caso de choque, y golpearía contra el habitáculo o saldría despedido. Los niños deben viajar siempre en el asiento trasero y con un sistema de seguridad adecuado a su tamaño: asientos de seguridad mirando hacia atrás en los más pequeños de hasta 9 kilos; asiento de seguridad hacia adelante hasta los 20 kilos, y luego almohadones elevadores y cinturón de seguridad.
Los padres deben ser conscientes de los riesgos a los que someten a sus hijos al momento de subirlos a un vehículo, pues son ellos los responsables de su seguridad. Para que después no llegue el momento de los lamentos y las lágrimas.