Opinion | 08 Sep Ha sido tomado con pinzas en España el anuncio de que la banda terrorista ETA estaría dispuesta a dejar de promover acciones armadas “ofensivas”, versión que dio a conocer el 5 de este mes y que consistía fundamentalmente en promover un alto al fuego. La organización vasca anunció por medio de un video difundido por el canal BBC su decisión de no llevar a cabo acciones armadas ofensivas, en una declaración en la que asegura que si el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero tiene voluntad, la banda estaría dispuesta a acordar los mínimos democráticos necesarios para emprender este proceso.
Pero claro, como en el cuento del pastor mentiroso, nos encontramos con que, detalle más detalle menos, esta posibilidad y anuncios han sido formulados en más de una oportunidad, para seguir desembocando luego en una nueva serie de actos terroristas, por lo que el gobierno español apunta a que ETA tiene que dejar la violencia de una vez y para siempre.
Y no se trata solo del gobierno español, sino que la reacción general de todos los partidos es que se trata de un anuncio insuficiente, porque ya desde hace unos meses el brazo político de ETA, que es el partido Batasuna, le pidió a la organización que pusiera en marcha una tregua verificable internacionalmente y un alto al fuego definitivo, sin que ello se haya cumplido.
Lamentablemente, aún en el mejor de los casos, es decir que la propuesta sea seria y que por convencimiento finalmente la organización terrorista decida deponer las armas, nos encontramos con que habría razonado así solo después de 50 años de actos terroristas y de haber provocado más de 800 muertos, como si aquí no hubiera pasado nada.
Y no puede menos que razonarse que la historia hubiera sido muy distinta, se hubieran evitados dramas desgarradores, pérdidas de vidas humanas, hogares destruidos, si tan solo se hubiera tenido una disposición mínima del movimiento terrorista a dejar de lado los extremismos y la violencia intolerante para buscar caminos democráticos que recién hoy considera, pero que siempre existieron y fueron desestimados.