Paysandú, Miércoles 15 de Septiembre de 2010
Opinion | 08 Sep El director general de Promoción y Desarrollo, Dr. Ramiro Díaz, expresaba en diálogo con EL TELEGRAFO que en su dependencia se han presentado ya varios interesados en la producción de biocombustibles y el uso de energías renovables para la generación de electricidad, pero con la salvedad de que los potenciales inversores se encuentran todavía en la etapa de sondeos y que se abre ahora un período clave para “aterrizar” los planteos en proyectos viables.
Es decir que hay muchos pájaros volando pero ninguno en la mano hasta ahora, por lo que es preciso abrir un compás de espera, aunque en el caso del municipio su rol es actuar como catalizador y facilitador de los emprendimientos en lo que refiere a las posibilidades y competencias municipales, pero siempre sujeto a condicionamientos económicos y de logística que provienen de la competencia del gobierno nacional.
Y en este aspecto no debe perderse de vista que en un país altamente centralizado todas las ventajas corren para quien se instala lo más cerca posible de Montevideo, donde tiene los servicios e infraestructura a mano y cuenta con la bendición del gobierno nacional, del color que sea, por más que una y otra vez se hable de políticas descentralizadoras de promoción de inversiones en el Interior.
Acaso la ventaja de la radicación en el Interior corre para las empresas que se ubican donde está la materia prima, pero igualmente el poder central se las ingenia para promover su emplazamiento cerca de Montevideo, aunque ello conlleve mayores costos de funcionamiento.
Paysandú presenta ventajas comparativas para la instalación de emprendimientos relacionados con biocombustibles, como el biodiesel y el etanol, teniendo en cuenta que en la planta de Ancap de Nuevo Paysandú se está en condiciones de efectuar la mezcla con combustibles derivados del petróleo para su distribución al norte del río Negro, y se cuenta en la zona con extensas áreas de cultivos para el suministro de materia prima.
Como bien señalara Díaz, si bien Paysandú está rodeado de implantaciones forestales, en estos momentos hay escasez de desechos forestales por una merma en la disponibilidad de madera prima para aserrar, por lo que posiblemente esté restringida por ahora la posibilidad de promover emprendimientos con este energético, pero en cambio se abren buenas posibilidades para el área de los biocombustibles o impulsores como la energía eólica y la solar, además de la quema de basura. En este último aspecto también hay expectativas auspiciosas, sin descuidar las otras alternativas, por supuesto, si se tiene en cuenta que de acuerdo a lo manifestado por jerarcas de la nueva administración municipal, el ex relleno sanitario de Juan Santos es lisa y llanamente un vertedero en el que la basura se amontona y constituye un serio problema, por lo que encarar un emprendimiento para generar energía eléctrica o gas con la basura debería ser de prioridad en Paysandú.
A esos efectos existen en el mundo capitales con apoyo internacional y organizaciones que ponen énfasis en la preservación del medio ambiente que estarían dispuestas a apoyar una empresa de estas características, las que además no son ninguna novedad ni nada que se le parezca, sino que están funcionando desde hace años, sobre todo en países de la Unión Europea.
Sin ir más lejos, en Dinamarca, un país más pequeño que el Uruguay pero del Primer Mundo, existen decenas de plantas de transformación de la basura y desechos industriales en electricidad y calor.
Estas plantas se han convertido en pilares de la eliminación de la basura y en fuente crucial de combustible por toda Dinamarca. Su operación no solo ha reducido los costos de energía del país y de la dependencia del gas y el petróleo, sino que también ha beneficiado al medio ambiente, al disminuir el uso de rellenos sanitarios y reducir las emisiones de dióxido de carbono.
El país europeo cuenta ahora con unas treinta plantas que brindan servicio a 98 municipios de un país de poco más de cinco millones de habitantes, y hay una decena más en construcción o en proyecto, pero en toda Europa hay más de 400 de estas usinas.
Claro, una cosa es Europa y otra Paysandú y el Uruguay, pero salvando las escalas y las diferencias en las economías, es posible generar algún proyecto que resulte viable a través de la captación de subsidios internacionales enmarcados en políticas medioambientalistas que sean un alivio para la inversión inicial, que es por donde pasa generalmente el cuello de botella de estos emprendimientos, cuya concreción permitiría solucionar más de un problema al mismo tiempo.
Por lo tanto estamos ante una línea de trabajo a tener muy en cuenta en la conjunción de esfuerzos de las autoridades municipales y potenciales inversores.
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