Heladas tardías y sequía

Locales | 10 Sep Hacia fines de la próxima primavera podrían ocurrir impactos agroclimáticos adversos, tales como daños por heladas, además de deficiencias de agua y un incremento de la posibilidad de ocurrencia de incendios forestales debido a la consolidación del fenómeno conocido como “La Niña”, según un informe divulgado por el meteorólogo Diego Vázquez Melo.
El especialista ratificó una “señal de alerta” o “luz amarilla” emitida a principios de julio sobre potenciales impactos agroclimáticos adversos en nuestro país hacia fines de la próxima primavera.
En un informe sobre pronóstico climático para el Uruguay en el trimestre setiembre-noviembre de 2010, el titular de la empresa HardSun afirma que en este período, considerado en su conjunto, es altamente probable que las temperaturas medias del aire sean “inferiores a lo normal” y que “el comportamiento esperado de las temperaturas medias estaría principalmente determinado por temperaturas mínimas medias significativamente inferiores a lo normal por lo que también es altamente probable que se registren heladas agrometeorológicas tardías, principalmente en el bimestre setiembre - octubre”.
En lo que refiere a las precipitaciones, señaló que es altamente probable que los totales de lluvias sean “inferiores a lo normal” y que al Norte del Río Negro existe un 45% de probabilidad de que los valores sean inferiores a lo normal, mientras que al Sur del río Negro, ese porcentaje llega al 40%.
“Se espera que las anomalías negativas de los totales de precipitación sean crecientes en el trimestre setiembre, octubre y noviembre”, puntualizó.
En consecuencia, afirmó que en el bimestre setiembre octubre “cabría esperar daños por heladas agrometeorológicas en las producciones vegetales a campo y protegidas” y que hacia fines de noviembre, principalmente al Norte del río Negro, cabría esperar problemas derivados de las deficiencias de agua.
En este sentido, el informe refiere a “deficiencias de agua en el suelo más tempranas, intensas y generalizadas, una rápida disminución de la cantidad y calidad del forraje en pie, reducción anticipada de la disponibilidad de agua en reservorios superficiales dedicados para consumo humano, abrevadero de ganado y riego”.
Asimismo, se prevé “un incremento de la probabilidad de ocurrencia de incendios forestales debido a una prematura y mayor sequedad de los materiales”.