Paysandú, Miércoles 22 de Septiembre de 2010
Locales | 16 Sep Iom Kipur, 10 del mes de Tishrei del calendario hebreo, es considerado el día más sagrado para el judaísmo, el momento culminante del año judío. Quizás más que cualquier otra festividad, sigue siendo observada por los judíos de todo el mundo y constituye una de las formas de identificación con el judaísmo. En la víspera de Iom Kipur las sinagogas se llenan de judíos que vienen a escuchar la extraordinaria plegaria de Kol Nidrei, que es la declaración de anulación de todos los votos y promesas.
Así comienza el servicio religioso de Iom Kipur.
La congregación declara que los votos, juramentos y promesas personales hechos apresuradamente o bajo coacción, quedan anulados. Con esa oración comienza el ritual en la sinagoga. ¿Todas las promesas
y los juramentos y los votos y los compromisos que hayamos realizado quedan anulados?
La oración de Kol Nidrei es muy antigua. Se supone que se originó en Babilonia, con la autoridad de los jefes espirituales llamados Gueonim, pero se popularizó en los siglos XIV a XVI, época de los ataques de la Inquisición contra la comunidad judía española. Miles de judíos fueron obligados a convertirse al cristianismo. De no hacerlo
los exterminaban. Muchos se convirtieron para salvar sus vidas, pero continuaron conservando el judaísmo en la intimidad.
Para el Kol Nidrei, los “marranos” (término despectivo) se reunían en sótanos clandestinamente y allí cantaban el himno de la auténtica identidad: ningún voto pronunciado a la fuerza --léase conversión al
cristianismo-- tendría validez. Eran y seguirían siendo judíos a pesar de todo.
¿Cuál es el sentido del ayuno? El profeta Isaías dice al respecto: “¿Acaso es este es el día de ayuno que yo requiero, mortificar el alma, bajar la cabeza? Yo quiero un ayuno que elimine las cadenas del mal. Que libere a los oprimidos, que todo yugo sea desatado. Dar pan al pobre, traer al menesteroso a tu casa (Isaías 58: 5-7)”. Las palabras del profeta expresan el aspecto social y moral del ayuno.
Éste tiene poco valor si no va acompañado de arrepentimiento verdadero y de buenas acciones. Por otra parte el ayuno y la sensación de hambre dan al hombre la posibilidad de sentir el sufrimiento de los pobres, los hambrientos y los necesitados. Las malas acciones o transgresiones tienen dos aspectos: la una, referida del hombre hacia Dios; la otra, del hombre hacia su prójimo.
El pecado entre el hombre y la divinidad, Iom Kipur lo absuelve si hay arrepentimiento sincero. Las transgresiones que van del hombre al hombre, no son expiadas en Iom Kipur, si antes no son perdonadas por el prójimo. A Dios mismo --y no sólo al hombre-- le es fundamental el buen comportamiento humano, una buena relación entre el hombre y su prójimo.
Elaboración, didáctica y selección de fuentes: Lic. Rafael Winter (Aporte: Mauro Goldman)
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