Paysandú, Miércoles 22 de Septiembre de 2010
Locales | 22 Sep Con la presencia de ediles e invitados especiales, aunque escasa presencia de público, se llevó a cabo anoche una sesión especial de la Junta Departamental en homenaje a las figuras del teatro nacional, Florencio Sánchez --con oratoria a cargo de Raúl Rodríguez-- y Alberto Candeau, recordado en esta oportunidad por Aníbal Turrión. En el comienzo la edila Nelly De Agostini, impulsora de la sesión junto a Olga Masdeu (Frente Amplio), agredeció a los oradores, en tanto la edila Patricia Vásquez Varela, en su calidad de presidenta de la Comisión de Cultura, agregó que la convocatoria se encuadró en el aporte de la Junta Departamental a los festejos del Día del Patrimonio, que homanajea al teatro nacional y a sus personalidades. Raúl Rodríguez, refiriéndose a Florencio Sánchez, habló de “gran dramaturgo” y “querido dramaturgo”, en tanto admitió haber hecho el “esfuerzo de colocarme en las circunstancias del personaje para hablarles a ustedes como si él estuviera acá. Tengo el convencimiento de que entendería positivo aprovechar esta ocasión para hacer un balance histórico de lo que ha sido el teatro nacional en estos 100 años de su ausencia, de lo que es hoy y sobre todo, de sus perspectivas”. Refirió a una experiencia realizada desde la dirección del Taller de Teatro de la IMP, en 1999, con los alumnos de segundo año en un trabajo a fin de poner en escena la obra “En Familia”.
“Surgió la idea de realizar una especie de encuesta para saber cuántos sanduceros sabían quién era Florencio Sánchez. Si mal no recuerdo solo dos personas de cada diez lo conocían como dramaturgo y algunos más sabían que nuestro teatro lleva su nombre. Una encuesta ‘casera’ pero seguramente no muy distanciada de la realidad de hoy en día. Lo que nos lleva a una pregunta necesaria: ¿de quién estamos hablando cuando mencionamos a Florencio Sánchez? Solo de quien da nombre a teatros, a calles, a plazas, al gran premio del teatro nacional llamado ‘Florencio’, yo creo que no; debemos recalcar que estamos hablando del dramaturgo que provocó una verdadera revolución en el arte teatral de su tiempo”, reflexionó Rodríguez. Aseguró que hubo “un antes y un después de Florencio Sánchez”, porque recién en sus obras se crearon por primera vez ‘auténticos personajes’, superando el teatro costumbrista para poner en escena --de una manera verdaderamente artística-- los problemas e interrogantes de su época”. No obvió las críticas que recibió Florencio Sánchez de algunos de sus contemporáneos, por hacer “un teatro de ideas”, pero sin embargo “fue la gran aceptación que tuvieron sus obras en lo más popular del público teatral lo que le valió al fin el reconocimiento general”. Sobre su temática atemporal --entre otros conceptos-- refirió a la presentación de la obra “En Familia” hace diez años, a pocas cuadras de la Plaza Roja de Moscú, con actores y en idioma ruso, cuando “pareció que Florencio Sánchez la había escrito para ellos”, criticando los enfoques modernos del teatrismo, porque mientras aquél “incitaba a pensar con cabeza propia” con su maestría en el manejo de los conflictos, “hoy el público queda totalmente ajeno y como se dice comúnmente, no entiende ‘un corno’”. Al recordar su muerte en 1910, con solo 35 años, resumió la vida y obra del dramaturgo nacional como “una estrella fugaz que nos iluminó a todos”.
Alberto candeau,
prolífico y talentoso
Aníbal Turrión se refirió con precisión biográfica a la vida y obra de Alberto Candeau, nacido el 11 de octubre de 1910, pocos días antes del fallecimiento de Florencio Sánchez. “Una casualidad, porque nadie sustituye a nadie”, sostuvo Turrión.
“Su elección de vida fue el teatro”, afirmó, recordando los comienzos de Candeau en 1933, con Carlos Brussa en la obra “La Cruz de los Caminos” de Justino Zabala Muniz. Llegó a constituirse en brillante actor, director, autor de teatro, actuando también en radio, cine y televisión, novelas y obras musicales junto con Juan Carlos Patrón y, entre 1955 y 1985, presentó diecisiete obras teatrales, 16 para la Comedia Nacional --de la que fue uno de sus fundadores-- y una para “El Galpón”. Sin dejar de mencionar su calidad de “gran orador de voz grave”, que grabó recordadas obras junto a Daniel Viglietti y Tabaré Etcheverry. “El 27 de noviembre de 1983 --recordó Turrión-- fue el único orador en el acto del Obelisco a los Constituyentes en Montevideo, conocido como ‘Río de Libertad’, manifestación multitudinaria convocada por los partidos de oposición al gobierno cívico-militar. Fue el acto político más grande realizado en el Uruguay y la proclama escrita por Enrique Tarigo y Gonzalo Aguirre fue leída por Alberto Candeau. Se recuerda aquel día soleado como el de la tarde en que la dictadura había muerto en el corazón de cada uno de nosotros. Al decir de Alberto, ‘fue mi mejor función’ y no era por los 400 mil uruguayos (quienes estaban presentes) que lo admiraban, sino por el contenido, el objeto de la misma, su sensibilidad de hombre de ideales democráticos se conjugó entre el actor y cada uno de los espectadores”. Citando palabras de Carlos Torres Pintos, reconocido iluminador, que conoció de cerca al gran actor, dijo que “nombrar a Alberto Candeau es recordar al ciudadano político defensor de las nobles causas por un mundo mejor y por sobre todo, revivir su pasión de buen amigo”.
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