Paysandú, Jueves 23 de Septiembre de 2010
Opinion | 18 Sep A través de una inversión del orden de los cinco millones de dólares, se está instalando una granja de cría de esturiones en la zona de San Gregorio, departamento de Tacuarembó, lo que implica un emprendimiento de carácter revulsivo para la zona por su magnitud y perspectivas.
En principio la empresa ofrecerá cuarenta fuentes laborales directas en la granja, además de numerosos empleos indirectos, con el objetivo de exportar caviar al mercado europeo y a países como Japón y Estados Unidos, que son los principales destinos de este producto de alto precio.
El proyecto es llevado adelante por Liseck S. A, un apéndice del área financiera Alva SA, que está instalada en Zonamérica, en Montevideo., y que ha identificado esta explotación como un proyecto que ofrece muy buenas perspectivas por las ventajas comparativas de esta zona.
Precisamente para el desarrollo de esta empresa se ha tenido en cuenta especialmente la calidad del agua, la profundidad del lago en San Gregorio de Polanco y la topografía de la orilla, además de la manifestación de vientos y corrientes de agua en esa zona del territorio nacional.
Como todo emprendimiento de riesgo, se han tejido proyecciones para el retorno de la inversión, que indican que a partir del tercer o cuarto año se pasará a tener ingresos significativos y rentabilidad, y que a partir del quinto año se podrá llegar a la producción de caviar negro, donde el factor calidad tiene gran incidencia para traducirse en mejores precios en mercados más exigentes, fundamentalmente en Europa.
Sin dudas que en breve se verán los efectos beneficiosos de esta producción no tradicional en el país, aunque ya se han hecho experiencias valiosas en este sentido, pero sobre todo por radicarse en el Interior y en zonas en que hay notoria escasez de inversión y de fuentes de trabajo, a lo que debe agregarse a la vez la posibilidad de comercializar carne de pescado.
A la vez, estamos ante un buen ejemplo de visión empresarial que tiene en cuenta el gran potencial de nuestros cursos de agua, notoriamente desaprovechados tanto en lo que refiere a sus posibilidades para la acumulación de reservas de agua para atenuar los efectos de sequías como para generación de electricidad con miniturbinas y su explotación turística, además de la siembra de peces, entre otros destinos.
De todas formas, sería conveniente extremar las precauciones para que la inserción de especies exóticas no termine depredando la fauna local, de lo que existen tristes ejemplos, y así no tener que arrepentirnos dentro de un tiempo de haber hecho las cosas motivados únicamente por el factor económico.
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