Paysandú, Viernes 24 de Septiembre de 2010
Opinion | 20 Sep Uruguay es origen, tráfico y destino de trata de personas. Esta impactante conclusión fue brindada por la relatora especial de Naciones Unidas contra la trata de personas, Joy Ngozi Ezeilo, quien visitó Montevideo, Colonia, Young y Paysandú para elaborar un informe sobre la problemática en nuestro país.
La abogada nigeriana denunció en su informe preliminar sobre la situación en Uruguay la existencia de prostitución infantil, tráfico de personas para prostitución --en especial de mujeres y niñas-- y para actividades deportivas, trabajo en la pesca y la forestación --en estos últimos casos la mayoría son hombres--. Instó al gobierno a crear un organismo que se encargue de este flagelo, del que no se tienen todos los datos, aunque reconoció importantes avances en el tema. Señaló como imprescindible la acción del Ministerio de Turismo en advertir la represión al llamado “turismo sexual”.
No hacen falta profundos estudios para concluir que la prostitución infantil está en nuestra sociedad. Basta con recorrer algunos puntos de Paysandú por las noches para apreciar a adolescentes de muy corta edad ofreciendo sus servicios sexuales. Aunque las más afectadas por esta situación son adolescentes mujeres, aumentan también los varones cada vez más jóvenes. En estos casos aparece siempre la dominación adulta, la difícil situación económica, el acceso a dinero fácil y la seducción y promesas de una vida mejor. Un punto que llamó la atención de la relatora de ONU es la participación de la familia en varios casos de prostitución infantil, lo que estaría demostrando una vez más la pobre actuación de la Justicia respecto a la penalización a los padres en omisión a los deberes inherentes a la Patria Potestad.
Sabido es además que en los casos de tráfico de personas para prostitución, los principales destinos son España e Italia. El modo de operar es ya conocido: una falsa promesa de trabajo y al llegar a Europa, se le quita el pasaporte a la víctima, no se les permite moverse con libertad y se las obliga a prostituir.
La sociedad sanducera no debe tolerar estas situaciones, mirando a un costado para no tener nada que ver. Contar con una línea telefónica a través de la cual denunciar en forma anónima animaría a la población a sacar a la luz estas situaciones. Todos somos responsables de poner en alerta a las autoridades ante la sospecha de estar frente prostitución y tráfico de personas, colaborando así en la lucha contra este cruel flagelo.
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