Tras segunda fiesta de la integración

Locales | 21 Sep Casa Blanca vivió este domingo su Segunda Fiesta de la Integración en una jornada soleada, con una temperatura apta para las actividades al aire libre, en el bucólico paisaje del pueblo que cuenta con alrededor de 500 habitantes, que tiene como fundamental fuente de trabajo a Fricasa.
La organización comenzó “en mayo”, según indicó Rosa Romero, presidenta de la Comisión Vecinal, de la cual participaron además las comisiones Fomento de la Escuela Nº 21, de la Policlínica y de la Capilla.
Tras meses de preparación, se comenzó días atrás con la instalación de la feria, levantando estands, el escenario y el área donde iba a cocinarse una buseca inicialmente pensada de 1.000 platos pero que en realidad pasó los 1.500.
Dos días antes de la fiesta, el chef Javier Hofman comenzó a preparar los ingredientes. Utilizó 100 kilos de mondongo, 60 kilos de carne de vaca, 40 kilos de carne de cerdo, 15 kilos de panceta, 20 kilos de cebolla, 10 kilos de morrón rojo, 30 kilos de zanahoria, 3 kilos de pimentón, 2 kilos de ajo y 45 litros de salsa de tomate, además de la cantidad necesaria de agua.
Con todo cortado y mantenido en cámaras de frío de Fricasa, el sábado a las 11 de la noche “inicié el fuego” permaneciendo toda la noche cocinando la buseca, que “quedó lista a las 10.30” de ayer domingo, cuando ya comenzaba a formarse fila para comprar porciones. La enorme olla necesitó cuatro horas y media a fuego pleno para romper el hervor “y luego el tiempo de cocción”.
Que se sepa, es la buseca con mayor cantidad de porciones cocinada, pero no podrá aparecer el el Libro de los Records de Guiness porque “no pudimos pagar los gastos de certificación, que son de 600 euros (unos 15.000 pesos uruguayos)”, según explicó Héctor Omar Ramos, el director de la escuela Nº 21.
La buseca fue servida en cazuelas conmemorativas, acompañadas por una cuchara de acero inoxidable. “La cazuela y la cuchara se vendió por 20 pesos y la porción de buseca por 30, así que con 50 pesos se llevaban todo, aunque si querían podían solamente comprar la buseca”, comentó Ramos.
unir a casa blanca
El año pasado, cuando se decidió realizar la primera edición de esta fiesta, la idea tuvo su origen en que “el pueblo no estaba unido, cada cual por su lado”, tal como dijo Romero. “De pronto se hacían dos beneficios el mismo fin de semana, en un pueblo chico como este”, agregó Ramos. Ante esto, el Director de la escuela convocó “a todos, todas las comisiones, todos los que quisieran dar una mano, y así fuimos creando conciencia de la necesidad de unirnos para hacer mejor las cosas”.
“Y ahora estamos todos juntos, trabajando por la misma causa”, expresó Ramos. Así, el producido por la venta de bebidas en al cantina fue destinado a la Comisión Vecinal y al equipo de fútbol senior, las comisiones de la capilla y la policlínica vendieron diversos productos y la venta de buseca quedó para beneficio de la escuela. “Fricasa donó todos los ingredientes, así que prácticamente no hemos tenido gastos”, explicó Ramos.
Dos fiestas por año
A partir del año que viene los organizadores consideran la posibilidad de realizar dos Fiestas de la Integración por año, una antes de Semana de Turismo y otra en octubre o noviembre. “Es un sueño todavía, porque realmente da mucho trabajo organizar todo, pero sí, lo estamos pensando”, confirmó Ramos. “Queremos darle más movimiento al pueblo, aquí no hay muchos atractivos, por lo que esta fiesta, que nos está saliendo bien por el apoyo que estamos recibiendo, porque está llegando mucha gente que no es de Casa Blanca, podría ser no solamente el vínculo de unión en que pensamos, sino una forma de darle mayor importancia a Casa Blanca”, dijo Romero.
Decenas de artesanos
y vendedores
En los estands se ubicaron artesanos y vendedores de diferentes sitios, entre ellos Casa Blanca, Cangüé, Esperanza y Paysandú. Desde finas artesanías a dulces artesanales, tortas saladas y dulces, productos de producción comercial se pusieron a disposición de los visitantes que recorrieron una y otra vez los estands, apreciando la oferta y generando ventas que fueron calificadas como “buenas” por varios vendedores.
Un lugar para quedarse
Tanto Ramos como Hofman tienen 22 años en sus respectivas profesiones. El maestro director, nacido en Paysandú, ha trabajado en varias escuelas “especialmente del área rural”, antes de afincarse en Casa Blanca hace algunos años. “Es un lugar muy lindo, buena gente, que estaba desunida, pero buena gente sin dudas”.
Hofman también tiene 22 años en la gastronomía y hace seis meses que llegó a Casa Blanca, atraído por el proyecto de recuperación de la vieja pulpería pero también por el lugar. “Me vine con mi familia, especialmente para bajar, reducir revoluciones y stress, y porque este sí es un buen lugar para hacer crecer a mis hijos, quienes se adaptaron perfectamente y están muy contentos”.
Tuvo un restaurante propio hasta que la crisis del 2002 lo obligó a cerrarlo pero continuó con su labor como chef, “especialmente haciendo catering para fiestas de no más de 150 invitados”. Hoy se enfrenta con agrado a un desafío “de los que me gustan, porque es hacer un proyecto provocativo y lleno de posibilidades, casi diría que es el sueño de todo chef”.
Integrados y celebrando
En la Fiesta de la Integración, con las características de las ferias de pueblo, la familia compartió un día de campo, con sillas playeras y otros elementos de confort. Llegada la tarde, el escenario se pobló de artistas de la zona y más allá, mientras el mate ganaba espacio y aumentaba la demanda por las tortas fritas y pasteles.
La enorme e histórica olla en que se había cocinado la buseca seguía atrapando las miradas de todos, ubicada en un rincón estratégico. Hofman buscaba en la sombra un poco de descanso, tras tantas horas de trabajo, Ramos sumaba la recaudación y continuaba atendiendo a los sedientos clientes.
“El pueblo parece otro hoy, todo el mundo está aquí y hay muchos visitantes. Es una linda fiesta de todos nosotros”, resumió Eugenio Schneider, presidente de Fricasa.