Locales | 22 Sep (Especial, por Eduardo Lima Musmano) Trece soldados sanduceros regresan a Uruguay luego de entre seis y ocho meses de misión en Haití. Entre ellos un soldado de 23 años, hijo y hermano de otros soldados, y padre de un hijo “al cual amo y extraño mucho”, según dijo a EL TELEGRAFO Pablo Salvador Navas, oriundo del barrio Chaplin, quien regresó en el avión hacia Montevideo, y seguramente ya estará junto a su familia. “Estoy muy bien, y por suerte tuve la oportunidad de venir en esta misión”, aseguró mientras jugaba con el quepis celeste de las fuerzas de la ONU.
Declaró haber “pasado lindo”, pero “extrañé a mi familia, mi hijo y mi mujer”, afirmó refiriéndose a Diana Gabriela Torrens y su hijo de tres años, Jean Franco, sobre el cual con orgullo de padre y visiblemente emocionado dijo: “hermoso, lo amo y lo extraño mucho”. Recordó que en el Ejército también está su padre, el cabo de primera Daniel Navas, “que cuando llegue me va a estar esperando con mi madre y mis hermanos en el cuartel”. Después de haber pasado siete meses en Morne Casse, la base Norte de Uruguay, confesó que tuvo “momentos buenos y malos”, destacando sin embargo lo bueno, como que “fuimos a la playa, hicimos deporte, salimos de patrulla”. De sus actividades en la base dijo que también “estuve de mozo en el casino de oficiales”.
Una de las cosas que más le llamó la atención fue “cuando llegué a Puerto Príncipe (en febrero pasado) después del terremoto, porque había mucho olor. Ahora está más limpio, pero dicen que todavía se siente”. Este enviado puede dar fe de ello, ya que aún ahora en octubre en determinadas zonas de la capital haitiana hay un fuerte olor nauseabundo. Con los ciudadanos haitianos “no tuvimos relación, no estamos autorizados a tenerla”, dijo Navas recordando que también hay barreras con el idioma, ya que los nativos hablan francés o el dialecto local, el creole. Reconoció que de todas maneras “se acercan a nosotros. A mí me tocó ser chofer cuando se repartía la comida” llevando víveres como azúcar, arroz y aceite, y “no tuvimos problema; además manteníamos una distancia con ellos, los propios funcionarios haitianos eran los que llamaban a la gente y le entregaban la comida”. Sobre su experiencia con los compañeros en la base, dijo que “muchos extrañaban, pero la mayoría son buena gente”. Además conoció “muchas personas y de todos lados”. Con los sanduceros “hicimos buena barra”, y mientras algunos, como él, se van con intenciones de regresar en otro momento, algunos de los que partieron el domingo volverán casi enseguida, luego de saludar a sus familias. Es el caso de los soldados Nelson Malabó y Ruben López y los cabos Carlos Martínez y Joa Benítez. Los soldados del Batallón “General Leandro Gómez” que se van y quedan al menos un período en Paysandú, son el propio Navas, Juan Rodríguez y Diego Louget. “Los otros están en la otra base y no sé qué harán”, dijo el soldado. Pablo Navas quiere volver a Haití: “si Dios quiere, en seis meses vuelvo. Estoy en casa y vengo a estar un año”, dijo esperanzado.