Opinion | 26 Sep El conflicto de siete años entre Uruguay y Argentina por la instalación de la planta de celulosa de Botnia, hoy UPM, paralizó buena parte de las relaciones entre ambos países. Aquí en el Litoral, vimos cómo todo lo relacionado con el río Uruguay --aun lo muy necesario para la vida de las ciudades ribereñas-- como por ejemplo el dragado y la posibilidad de avanzar hacia un parque binacional para la protección y el uso sustentable de las islas, fueron proyectos que quedaron detenidos en el tiempo al igual que todo aquello que significara acciones conjuntas entre ambos países.
Sumado a esto, estuvo el bloqueo fronterizo a los puentes General Artigas y General San Martín, que tuvieron distinta extensión e impacto, resultando a todas luces más perjudicado el segundo y en especial la ciudad de Fray Bentos.
Finalmente las cosas fueron encauzando su rumbo y desde que los presidentes Cristina Fernández de Kirchner y José Mujica llegaron a un acuerdo en Anchorena para poner fin al diferendo tras la finalización de las actuaciones de la Corte Internacional de La Haya, hemos asistido a múltiples señales sobre la reanudación del relacionamiento en esferas políticas, gubernamentales y de instituciones y organizaciones sociales.
Para citar algunos ejemplos, cabe señalar las reuniones mantenidas en Fray Bentos entre empresarios de Gualeguaychú y fraybentinos poco después de terminado el juicio internacional iniciado por Argentina, o los encuentros mantenidos en Concepción del Uruguay y Paysandú para dar impulso a la Hidrovía del Río Uruguay; la reunión entre responsables de museos de Concepción, San José, Colón y Paysandú y, más recientemente, la participación de tres intendentes entrerrianos en la asunción de Bertil Bentos en Guichón.
El capítulo más nuevo ha sido el inicio de un relacionamiento y coordinaciones entre las áreas de Turismo de Paysandú y la “Región Palmares” (que comprende a Colón, Villa Elisa y San José) y el próximo ocurrirá mañana lunes con una reunión en la que se procederá a la reactivación del Comité de Frontera (Codefro) como herramienta de integración regional.
Esas dos palabras, “integración regional” han estado devaluadas por mucho tiempo. Demasiado se usan, muy poco concretan. Ya es hora de que las buenas intenciones y expresiones de voluntad se expresen en hechos que sirvan para mejorar la vida diaria de las poblaciones hermanas. Así es que bienvenido a este ruedo el Comité de Frontera. Hay mucho por trabajar .