Opinion | 22 Sep La presencia esta noche del Ballet Nacional del Sodre es ciertamente un acontecimiento cultural extraordinario. Hoy estamos regocijados ante la posibilidad de apreciar un espectáculo del mejor nivel del ballet uruguayo, dirigido nada menos que por una de las principales figuras mundiales, Julio Bocca. El hecho de que se hayan agotado las entradas en pocos días no es menor, revela con claridad que el “mercado cultural” sanducero existe, especialmente para elencos de buen o superior nivel artístico.
Por otro lado, el domingo se procederá al cierre del Día del Patrimonio en nuestra ciudad, con la presencia de la subsecretaria de Educación y Cultura, María Simón. Ambas actividades se desarrollarán en el teatro Florencio Sánchez, orgullo de todos los sanduceros.
Y eso lleva a una necesidad impostergable, que empero se arrastra desde hace ya años: el teatro, que aparece como una reliquia arquitectónica, tiene serias fallas en su construcción al tiempo que necesita con urgencia una modernización en sus posibilidades técnicas. Ninguna de las administraciones departamentales recientes ha hecho hasta la última negociación posible para poder recuperarlo. Esto solamente aparece como un debe, pero mañana puede convertirse en una irresponsabilidad que acompañe por siempre a los intendentes que en los últimos años estuvieron al frente del departamento.
Obviamente, la recuperación es demasiado costosa para las arcas municipales pero el actual gobierno nacional demostró que si tiene voluntad de hacerlo, perfectamente tiene los recursos. Se habla de cifras de entre uno y dos millones de dólares, cuando el monumento al centralismo llamado Auditorio Nacional Adela Reta del Sodre en Montevideo se construyó contra viento y marea a un costo 50 veces mayor. Pero en este caso hay que hacerlo. Y si el gobierno nacional no asume su responsabilidad, habrá que pedir en cuanto organismo internacional se pueda, buscar el apoyo de fundaciones, de gobiernos como el de Japón, que con decisión apoyan diferentes emprendimientos en nuestro país.
Hacer, en definitiva, lo que sea necesario. Pero es imprescindible cerrar por varios años al Florencio Sánchez y proceder a su completa recuperación, aprovechando para una modernización técnica profunda. Pero no en el futuro. Ahora. Si no se hiciere así, probablemente nuestro coliseo no tenga futuro.