Paysandú, Jueves 30 de Septiembre de 2010
Locales | 24 Sep (Haití, por Eduardo Lima Musmano). Un orfanato donde hay 56 niños es atendido por voluntarias que se turnan para cuidar, enseñar, bañar y dar de comer a los huérfanos, es uno de los centros apoyados por la base uruguaya de Morne Casse, el batallón Uruguay V. Una vez por semana --como en cada uno de los centros donde se brinda apoyo alimenticio-- se lleva el mismo “rancho” que almuerzan los soldados y oficiales en la base, que de esa manera se comparte solidariamente con los niños, sin duda los más desvalidos y desposeídos de Haití. En el caso de Ouonaminthe, cercano a la base uruguaya y fronterizo con República Dominicana, la situación es de hacinamiento; una ciudad donde hace 20 años vivían 40.000 personas hoy tiene 120.000 habitantes sin crecimiento de la infraestructura básica. Muchos de ellos son niños traídos desde el sur por sus padres, huyendo en su momento de la guerra civil, luego de las bandas armadas y después a causa del terremoto. Hay casos en que los niños fueron dejados en Ouanaminthe por sus padres, quienes regresaron al sur o a alguno de los departamentos agrícolas, en busca de alguna posibilidad de trabajo. Hay once orfanatos en Ouanaminthe, todos atendidos por voluntarios.
LA SOLIDARIDAD URUGUAYA
Una mujer haitiana, que vivía en Dominicana con su hija, se dispuso a hacer algo por estos niños que deambulaban por las calles de la ciudad y decidió cuidarlos. Alquilaron una casa bastante amplia por mil dólares estadounidenses anuales, y consiguieron apoyo de otras mujeres y de los soldados uruguayos. Un chofer, dos custodios, un cabo y un mayor distribuyen diariamente la ración correspondiente a cada centro apoyado por Uruguay. “Vienen varias mujeres a ayudar, se turnan por días”, explicó Michelle, hija de la promotora del orfanato, quien dijo que el apoyo brindado por el ejército uruguayo se refleja en “muchas cosas; es inexplicable, nos traen el agua, la comida necesaria y nos apoyan”. Los niños que viven en la casa son cuidados por las voluntarias y reciben clases con una profesora, todas voluntarias. En cuanto a cómo se financian, dijo que “recibimos mucha ayuda”, sin especificar cómo. Michelle, de 24 años, nació y se crió en República Dominicana y “allí vi muchísimos haitianos pasando miseria, viendo lo mal que tratan a los haitianos, maltratándolos, golpeándolos, y le dolía mucho a mi mamá, y decidimos venir”. La joven, ya con lágrimas en sus ojos, hablaba entrecortado sobre el agradecimiento que tienen hacia quienes apoyan su causa, entre ellos los uruguayos. Allí dimos por terminada la entrevista.
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