Locales | 24 Sep La comunidad de Casa Blanca vivió una gran movida con la celebración --el pasado domingo -- de la segunda edición de la “Fiesta de la Integración”. Según el testimonio de los organizadores, “todo comenzó el sábado con el encendido del fuego para la elaboración de la súper buseca”. “Precisamente a medianoche –relataron-- el fuego acariciaba la gran olla después de tantos años de no ser utilizada para fines gastronómicos. El chef Javier Hoffman, junto a un grupo de colaboradores, comenzó a cumplir con el enorme desafío de cocinar un plato sin precedentes para el pueblo y probablemente para todo el Uruguay”. La posibilidad de obtener más de mil porciones y establecer un nuevo récord generó gran expectativa entre organizadores comensales. La hazaña finalmente se cumplió y la demanda fue totalmente satisfecha, aunque no fue registrada oficialmente.
El director de la Escuela 21 de Casa Blanca, maestro Omar Ramos, comentó: “la noche cerrada hizo que el fuego de la leña seca bajo la olla fuera un llamador de curiosos, que fueron llegando desde lejos para ver de qué se trataba. Después de cuatro horas, aquel hierro dormido fue cocinando los ingredientes que con tanto trabajo un grupo de mujeres de todas las edades fueron preparando, cada una con su tablita de cocina y su cuchillo. En pocas horas se sirvieron más de 1.300 porciones. La gente en familia se reunía en cualquier lugar”.
Asimismo, gracias a una iniciativa del titular del frigorífico Fricasa, los participantes del banquete dispuestos a efectuar una pequeña erogación extra, tuvieron la posibilidad de degustar la buseca en un cuenco con la inscripción: “Casa Blanca. 200 años”, que luego llevaron a sus hogares a modo de original recuerdo. Una vez concluida la faena, el chef recibió con beneplácito comentarios como: “¡estaba exquisita!” Si bien la súper buseca fue la mayor atracción para los participantes de la fiesta, otras actividades concitaron la atención de las familias que se dieron cita en el poblado, como descubrir las pistas del tesoro u observar la destreza de los bólidos en el aeromodelismo. Mientras tanto, don Anselmo --un antiguo habitante de Casa Blanca—tañó una guitarra hecha con sus propias manos, ejecutando diversas melodías, en tanto el maestro Omar Ramos aseguró que “fue muy lindo que un paisano de esta tierra pudiera expresar sin saber leer ni escribir, lo que como autodidacta aprendió con su querida guitarra”. Los visitantes también disfrutaron de un paseo por los estands de artesanos, mientras los más pequeños dieron rienda suelta a la diversión en los castillos inflables.
También atrajeron la atención los avioncitos de Antonio, tirando caramelos y cintas de colores, o los cuadros de Alfredo “Chirola” Durán, así como el Pabellón Nacional y la bandera de Paysandú, flameando. Todo constituyó un hermoso espectáculo. Asimismo, el maestro Sergio Generalli presentó junto a un grupo de alumnos una canción dedicada a Casa Blanca, cuya letra creó en un salón de la escuela junto a sus gurises. Posteriormente niños de Tercero y Cuarto año escolar, bajo la dirección de la maestra Angelina y los sabios consejos del maestro Coletto, interpretaron la obra “Dionisio Díaz”. También la aeróbica de pueblo Esperanza mostró gracia y plasticidad, en tanto jóvenes de Séptimo, Octavo y Noveno grado interpretaron la polka “El Cojinillo”. Actuaron Javier Galán y su grupo, el Dúo Vargas-Ilardía, Garufa Tango, Sergio Generalli y su hijo. Finalmente el pueblo de Casa Blanca dio por finalizada la fiesta con un gran baile al ritmo de La Sinfónica de Tambores.