Opinion | 29 Sep Desde hace muchos años Paysandú sueña con albergar el Museo de la Música Étnica de Carlos Blanco Fadol, el etnomusicólogo sanducero que durante décadas recorrió el mundo y reunió la más grande colección de instrumentos étnicos del mundo. Su obra, de prestigio internacional, cuenta con el apoyo de la Casa Real de España y permanentemente recibe donaciones de todas partes del mundo, al tiempo que lo mejor de sus colecciones ameritaron la construcción de algunos de los más modernos museos de España. El estudioso, a pesar de haberse ganado el respeto y la admiración de reyes y presidentes, nunca olvidó sus orígenes y cada vez que tuvo la posibilidad expresó su deseo de retribuir a Paysandú por los años de su niñez y adolescencia con una importante donación de instrumentos que conformarían el Museo de la Música Ética, una emprendimiento que por sus características se convertiría en foco de atracción a nivel sudamericano, ya que las piezas son verdaderamente únicas.
Desde el planteo del proyecto EL TELEGRAFO se constituyó en ferviente impulsor, requiriendo en reiteradas oportunidades la palabra del etnomusicólogo, quien entusiasmado brindó los pormenores de un proceso que experimentó un importante impulso durante la administración de Julio Pintos y que concluiría con la inauguración del museo en instalaciones especialmente emplazadas dentro del actual Museo Histórico.
En las últimas entrevistas, Blanco Fadol informó sobre el aporte de organismos internacionales y sobre las características del recinto, donde se instalarían pantallas especiales para que los visitantes tuviesen la posibilidad de conocer tanto la historia como el sonido de los instrumentos.
Las obras, con un aporte inicial de más de 20.000 dólares, comenzaron al culminar la anterior administración municipal, pero ni bien asumieron las actuales autoridades quedó en evidencia que difícilmente el museo sería inaugurado en la fecha prevista y que, según la nueva coordinadora de Museos, María Julia Burgueño, ese no era el sitio adecuado para su instalación, sino que necesitaría “un espacio propio”.
“Un museo puede estar al lado de otro, pero no dentro de otro. No tiene lógica, no responde a un tratamiento técnico ni cultural”, sentenció la jerarca. A partir de ese momento cobró fuerza la posibilidad de trasladar el proyecto a las ex instalaciones del Cine Astor, sobre 18 de Julio. A todo esto, Blanco Fadol, conocedor de las circunstancias, se excusó de efectuar declaraciones y aclaró que hasta tanto no tenga un nuevo contacto con las autoridades departamentales no referirá al tema. Lo concreto es que se trata de un proyecto de más de 20 años que por diferentes circunstancias aún no se concretó. Muchos sanduceros nos habíamos hecho la idea de contar con un museo de relieve internacional, pero las cosas no eran tan sencillas y la iniciativa quedó una vez más en duda. Ojalá tanto el musicólogo como las autoridades sanduceras unan sus fuerzas para darle un nuevo impulso al proyecto para que por fin Paysandú pueda recibir un tesoro de incalculable valor que además de enriquecer nuestro patrimonio cultural, contribuirá a devolvernos a la agenda turística regional, donde cada vez estamos más ausentes.