Paysandú, Martes 05 de Octubre de 2010
Opinion | 05 Oct El gobierno de Cuba comenzaba ayer un proceso de seis meses para despedir a medio millón de trabajadores que sobran en el Estado, lo que augura dificultades en el pasaje de los cesantes a un incipiente sector privado que prácticamente ha quedado arrasado desde que Fidel Castro descendió de Sierra Maestra encabezando la revolución que lo instaló en el poder en 1959 e instauró la dictadura marxista en la isla caribeña. “La cesación laboral de muchos será un proceso de readaptación que tendrá una dificultad especial”, señaló el viernes el cardenal Jaime Ortega, quien admitió que “hay preocupación; yo diría que hay un poquito de expectativa”. Al tratar de calmar la incertidumbre que reina entre los cubanos, el diario del Partido Comunista y portavoz del gobierno “Granma” admitió que “es cierto que podríamos encontrar núcleos familiares afectados en el transcurso de la aplicación de esta medida, pero al lado de ellos estará la Revolución humanista, evaluando y proponiendo soluciones acordes con sus posibilidades reales”.
El gobierno cubano estima que con la eliminación de poco más de un millón de plazas --500.000 de las cuales entre octubre a marzo de 2011-- de las 4,2 millones existentes en empresas e instituciones estatales, imprimirá mayor productividad y eficiencia a la economía, y sobre todo ahorrará salarios para sus deprimidas arcas. Según el plan del presidente Raúl Castro, unos 465.000 de los cesantes deberán ser absorbidos por el sector no estatal, por lo que se otorgarán licencias para pequeños negocios --existen apenas 144.000-- en 178 oficios y cooperativas urbanas de producción de bienes, así como unos 40 servicios, que deberán pagar impuestos para sostener al Estado. A fin de promover a la mediana empresa, no solo a la pequeña, el gobierno también autorizó la contratación libre de fuerza de trabajo --antes solo permitía familiares-- que también estará gravada, apuntando a opciones de empleo y a mejorar su nivel de vida ante un Estado que paga 20 dólares de salario al mes. Intentando calmar inquietudes de más de una generación que solo ha vivido en el régimen de economía colectivizada, miles de asambleas se celebraron la semana pasada en la isla, pues los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) explicaron en los barrios la necesidad de la medida y la Central de Trabajadores de Cuba (CTC, la única autorizada a funcionar) lo hizo en los centros laborales. Claro, ante esta “salida” capitalista como única alternativa a sueldos de ruina y calidad de vida de miseria en la isla, donde el ciudadano no tiene opción de remover a sus gobernantes a través del voto porque el régimen solo admite la existencia del Partido Comunista, uno no puede menos que comparar y extrapolar situaciones, ya que cuesta imaginar a la central sindical uruguaya Pit Cnt alineada desde siempre con Fidel Castro y exaltando recurrentemente los “logros” de la revolución cubana, tratando de convencer a los gremios de funcionarios públicos nucleados en COFE, hoy “parados de punta” en sus reclamos de mejores salarios contra el gobierno de José Mujica, de que tendrían que ir dejando sus cómodos puestos inamovibles para irse integrando a la actividad privada en emprendimientos de riesgo. Pero en la Cuba de las “verdades” indiscutibles hay grandes cambios impuestos por la necesidad de sobrevivir, y es así que en las reuniones en los centros laborales se aprobaron los Comités de Expertos, un grupo de empleados que sugerirá a la administración los “idóneos” para las plazas en el Estado según eficiencia, productividad, experiencia y preparación demostrada, y quiénes deberán quedar “disponibles”. El trabajador que quede “disponible”, quien podrá apelar si ve violaciones en el proceso --supervisado por el gobernante Partido Comunista-- recibirá propuestas en plazas vacantes en otras empresas estatales, pero sobre todo en la agricultura y la construcción. La reestructura, en lo esencial, pasa por abandonar el monopolio del Estado en la vida y destino de las personas en lo que refiere al trabajo, en procura de salir del corral de ramas en el que se encuentra Cuba desde que la “revolución” se quedó sin el apoyo económico, logístico y político de la desaparecida Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Claro que el motivo de esta “innovación” de incorporar el empleo privado, denostado históricamente por el régimen como fuente de explotación capitalista, enmarcado en la lucha de clases, es puramente económico y el reconocimiento flagrante del fracaso del régimen cubano, por más que se pretenda adornarlo con eslóganes y frases hechas.
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