Paysandú, Jueves 07 de Octubre de 2010
Rurales | 30 Sep Fueron más de 200 kilómetros y cuatro años de intensa actividad hasta completar la obra de electrificación rural más grande del país. Viajes a Montevideo, reuniones entre los que demandaban el servicio, números que cambiaban a medida que pasaban los meses y la creciente expectativa para que de una vez “se hiciera la luz”, acrecentaban la ansiedad de más de 60 productores de Paysandú y Salto, que se convencieron que unidos “y tirando parejo” solucionarían este problema.
Considerada por el ente energético como la obra de electrificación rural más importante efectuada en el país, se inició en mayo de 2006 e insumió meses de reuniones internas entre los productores, pero también intercambiar diferentes puntos de vista con técnicos y directores de la Administración Nacional de Usinas y Transmisiones (UTE), quienes en un primer momento no estaban de acuerdo en llegar a lugares con uno o dos establecimientos, pero debieron ceder ante el compacto grupo conformado por los productores.
“Es una obra de gran importancia para un país que necesita electrificar todos los rincones”, señaló a EL TELEGRAFO el maestro Jorge Daglio. El portavoz del grupo precisó que los inconvenientes surgidos “fueron superados con la buena voluntad de todas las partes”. Agregó que “tuvimos una muy buena respuesta de UTE, que se ‛puso la camiseta’ para hacer una obra con ocho o diez productores rurales que no somos específicamente técnicos en la materia, pero que empujamos el carro y logramos que saliera adelante”.
El 30 de setiembre de 2006 se abrió una cuenta para poder ingresar dinero y realizar los primeros aportes a la obra. Esto significa que quienes recién este año obtuvieron la electricidad, aportaron durante cuatro años sin recibir nada a cambio, lo que evidencia el sacrificio.
Destacó el apoyo de las autoridades y que la Junta Departamental de Paysandú lo declarara de interés departamental, lo que significó que “recibiéramos cierto apoyo de la Intendencia”. También valoró lo aportado por Mevir. Respecto a los comienzos, indicó que “estábamos cansados de las promesas y que nos digan que realicemos la tarea; lo cual el tiempo después iba diluyendo. Pero un buen día apareció el vicepresidente de UTE en plena campaña”, refiriéndose a Jaime Pienica, “quien sostuvo que esto era viable”. “Esto nos dio impulso”, recuerda Daglio, “a pesar de sufrir las consecuencias de la seca y alguna crisis monetaria”.
Comodidades
Uno de los aspectos más importantes de la llegada de la electrificación rural al “pozo negro”, como se le conocía por la ausencia de luz en una amplia región, “es la comodidad para la gente, porque siendo pocos en el campo, tenemos que brindarle lo mejor a los trabajadores del medio”, señaló Elgari Zabala. Entiende que “indudablemente es otra calidad de vida”, en especial para aquellos que sin residir en la ciudad han pasado gran parte de su vida sin la electrificación.
Precisó que “para nosotros es más barato pagarle la luz a UTE, que generarla en algunas horas a través del motor”. Zabala agregó que “para aquellos más alejados de la ruta, el entusiasmo es aún mayor por el cambio total en la vida de las personas”.
Reunión
El sábado 9 de octubre en el establecimiento “Los Molles”, kilómetro 117 de Ruta 26, se realizará una reunión para la que están convocados todos los vecinos que participaron de la obra.
A las 11 se concretará el encuentro, que permitirá informar de los costos totales de la obra, y posteriormente se realizará un asado criollo, con invitación a las autoridades de ambos departamentos, de UTE, Mevir y gente que colaboró en la obra.
Sobre el particular, Zabala acotó que “a UTE se le debió comprar material por más de U$S 90.000, lo que se pagó al contado y no deja ninguna deuda con quienes llevaron adelante el trabajo”.
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