Paysandú, Viernes 08 de Octubre de 2010
Opinion | 03 Oct Podría decirse que los problemas del tránsito en Paysandú son un tema trillado. Sin embargo, las cosas que ocurren en esta ciudad en esa materia nos incita una y otra vez a tratarlo.
Alcanza con salir a la calle y prestar un mínimo de atención para darse cuenta de las barbaridades que se cometen en la conducción así como el peligro que las conductas irresponsables generan.
Andar sin casco se ha vuelto un clásico y, como bien se ha expresado en notas periodísticas por jerarcas de la Dirección de Tránsito, es una de las infracciones más frecuentes a la Ley Nacional de Tránsito, la cual aumenta en número al llegar el verano porque el calor desestimula a usarlo tanto de noche como de día. Con ese endeble argumento son cientos los motociclistas que diariamente circulan por las calles de Paysandú sin casco con lo cual no sólo están dejando de cumplir con lo dispuesto por una ley sino que además desestiman la protección de su propia integridad física puesto que está comprobado que el casco atenúa los golpes recibidos en la cabeza y hasta puede evitar traumatismos que provocan la muerte.
Para muestra del alto porcentaje de motociclistas en infracción basta citar un operativo recientemente realizado por personal de la Dirección de Tránsito en la zona del balneario municipal donde se aplicaron nada menos que 250 multas en tan sólo cuatro horas.
Acorde al compromiso asumido por el actual intendente, Bertil Bentos, durante la campaña electoral, esta repartición municipal asegura que está poniendo en marcha acciones contundentes para evitar que las noches y los fines de semana sean “un descontrol” en materia de tránsito.
Y está perfecto. La función de la Dirección de Tránsito es hacer cumplir la ley, ordenar y fiscalizar el tránsito. Ahora bien ¿qué ocurre cuando los ciudadanos observan a inspectores de tránsito en infracción?
Seguramente sea algo que no ocurre frecuentemente pero puede pasar --como recientemente-- que alguien tome una foto, la acerque a los medios de comunicación o la suba a alguna de las redes sociales de moda, como Facebook.
Y también eso está perfecto. Aunque no lo asumimos tanto como debiéramos, los ciudadanos tenemos el derecho de denunciar las infracciones, delitos o actos de corrupción realizados por quienes ejercen el poder público.
Ese ejercicio del control ciudadano ahora se ve favorecido por la tecnología puesto que una foto puede tomarse en cualquier momento con casi cualquier celular y subirla a Internet como prueba de una denuncia es algo que puede hacerse al instante. En todo caso, el ejercicio de los derechos ciudadanos sirve también para reforzar la democracia y fomentar la conciencia social. Y si algo le falta al complejo problema del tránsito es una conciencia clara y segura, que permita empezar a avanzar hacia soluciones reales.
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