Nacionales | 09 Oct El ministro de Industria, Energía y Minería, Roberto Kreimerman, sostuvo que el PIB industrial equivale al 14% del producto total, lo representa unos US$ 4.500 millones en el año corriente. “El país seguirá creciendo a tasas del 10% en la industria”, afirmó al señalar que “el sector ha tenido un crecimiento fortísimo y proyectamos que va a aumentar a un ritmo similar en el futuro”. Dichas declaraciones fueron efectuadas durante una conferencia en la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE), donde el ministro habló sobre las fortalezas, debilidades y desafíos que tiene la industria uruguaya. Sostuvo que para mantener ese crecimiento “es clave la integración regional y entre empresarios, trabajadores y gabinete productivo”. “La mayoría de los sectores de la industria han tenido un crecimiento positivo, lo que se tradujo en un mayor empleo y nuevas empresas: hay 128.000 personas trabajando en la industria --donde las pymes acumulan el 63% del total-- y 14.000 empresas”, señaló el ministro. En cuando a las debilidades, indicó que “Uruguay ha invertido poco en infraestructura”. Aseguró que ahora se debería destinar el 5% del PBI por año al subsector, ya que “durante más de 30 años” la inversión fue del 1% y el “valor razonable” sería de 3%. “Como venimos retrasados, deberíamos invertir 5% del PBI por año en infraestructura, es decir unos 2.000 millones de dólares anuales”, dijo al señalar que las necesidades más importantes son en comunicaciones, carreteras, trenes, energía y telecomunicaciones”. En la oportunidad, Kreimerman sostuvo que el gran desafío para Uruguay consiste en mantener de forma sostenida el crecimiento económico y así “saltar esa diferencia que hay entre los países desarrollados y subdesarrollados”. “Son pocos los países que han logrado mantener el crecimiento durante tiempo suficiente, para que sus ingresos y la distribución social de los mismos alcancen los niveles de los países más adelantados”, apuntó. Opinó que es necesario “seguir creciendo hacia fuera y hacia adentro”, lo que implicará, según el jerarca, una competitividad “más basada en desarrollo tecnológico, calidad e innovación, que en bajos salarios”. Añadió que “Uruguay será fuerte en las cadenas vinculadas a los desafíos científico-tecnológicos, como son la biotecnología, la electrónica, la informática, la farmacéutica, la nanotecnología y tecnologías de la salud”.
El ministro abogó también por continuar con una política económica equilibrada y con una ponderación adecuada del déficit fiscal, inflación y el tipo de cambio. En un análisis en prospectiva, señaló que la competitividad de la economía uruguaya deberá basarse en la calidad, en el desarrollo tecnológico y en la innovación, porque dados los buenos niveles de empleo alcanzados “los bajos salarios estarán vedados”.