Opinion | 14 Oct Con diferentes actividades que procuran crear conciencia y buenos hábitos, comenzó en Paysandú la Semana Nacional de Seguridad en el Tránsito. Lo cierto es que la calle se ha vuelto un lugar peligroso. Las conductas irresponsables y el incumplimiento de las normas básicas son la principal causa de los accidentes que cada día ocurren y, sin embargo, parecemos no estar dispuestos a escarmentar. Las cifras aportadas por la Unidad Departamental de Seguridad Vial (Udesev) son en verdad preocupantes: en Paysandú mueren dos personas por mes en accidentes de tránsito, mientras que diariamente hay un promedio de cinco lesionados por la misma causa. Para una ciudad como Paysandú, es demasiado. Con un total de 26 muertos en accidentes y 1.797 lesionados en 2009, Paysandú se ubica un 30% por encima del promedio de fallecidos para el país. Otro dato revelador es que apenas un 4,6% de los accidentes con lesionados ocurren en ruta, mientras que un 95,4% se producen en la planta urbana. Lo mismo pasa con el porcentaje de muertes: el 75% falleció en accidentes ocurridos en la ciudad. Una primer lectura de estas cifras indica que la planta urbana de Paysandú es uno de los lugares más peligrosos del país para circular, aunque quienes lo hacemos día a día quizá no hemos tomado verdadera conciencia o no estábamos informados de este hecho. Sin embargo, el dato no sorprende del todo si tomamos en cuenta que diariamente muchos de nosotros somos testigos o artífices de graves violaciones a las normas de tránsito, conductas casi suicidas de conductores y de un desinterés general por cambiar este estado de cosas fundamentado quizás en el siempre equivocado “a mí no me va a pasar”. Es como si por cotidianas, las faltas y conductas riesgosas han pasado a formar parte de un floclore urbano contra el que muy poco se ha hecho --o logrado-- hacer hasta ahora. Somos capaces de reconocer, quejarnos y protestar por la inseguridad ciudadana pero totalmente incapaces de hacer lo mismo respecto a la inseguridad vial, aunque ésta mate y lastime a más gente. Mientras unos piden mano dura y otros formar conciencia, se nos escapa un tiempo valioso que, como sociedad, deberíamos aprovechar para revertir una situación que no sólo nos deja muy mal parados, sino que puede borrar de la vida a algunos de nuestros seres queridos o a nosotros mismos. Eso ¿no nos importa?