Locales | 18 Oct Con un clima que se adhirió plenamente, se llevó a cabo en la tarde de la víspera la actividad campestre organizada por Ajupe en el marco del “Encuentro de la Edad de Oro” que se realiza todos los años en octubre. La característica principal fue la presencia como decididos protagonistas de los vecinos de costas de Arroyo Sacra, así como el valioso apoyo de la Dirección de Limpieza y Talleres de la IDP a través de su titular, Walter Bergara, Municipio de Porvenir a través de su alcaldesa Silvia Scaboni, de la unidad militar local que cedió en préstamo tres carpas empleadas para la comodidad de quienes así lo desearan --lo que fue empleado porque el Sol se hizo sentir especialmente en horas del mediodía--, de la firma Logros y Transportes Innella que aportó la zorra para el escenario. La fuerte brisa que se levantó durante la tarde hizo que el resto de la jornada fuera apacible para el más de medio millar de personas que se congregó en el lugar.
Contó con la presencia de grupos de adultos mayores de Esperanza, Porvenir, Nuevo Paysandú, Barrio Artigas y Asapa, integrándose plenamente a esta convocatoria de Ajupe. La que si bien demandó mucho trabajo a las personas integrantes de su directiva y demás colaboradores, retribuyó ampliamente el esfuerzo no solo con el éxito de público sino con la animación que se apreció en todo momento. En especial con la actuación del grupo musical Makarena y su banda, que hizo bailar a muchas parejas mayores con el ritmo contagiante de la salsa. En esa amplia pista de pasto y al aire libre, frente a los grandes galpones en que se encuentran los salones multiuso al servicio de socios y vecinos de la zona, también se bailaron los tangos que seleccionó el responsable de la discoteca, servicio en el cual colaboró la comisión de apoyo de la Escuela 24.
Es digna de elogio la intervención de los musiqueros que al ritmo del chamamé también aportaron alegría a la reunión y de los jóvenes integrantes del grupo “La nueva estrella” de Porvenir, quienes actuaron en forma honoraria. Esta buena voluntad fue la constante y podemos reflejarla en dos personas: Natalia Gallardo y Sergio Santomauro, con quienes dialogamos, que junto a otros vecinos se encargaron de muchos detalles importantes --la atención de la venta de parrilla, entre otros-- que contribuyeron al brillo de esta fiesta. Lo que ni siquiera fue empañado por la ausencia del “castillo inflable”, reclamado por los niños porque así se había anunciado, que por distintas causas ajenas a la institución organizadora no se hizo presente en el lugar.