Opinion | 15 Oct Cuando en 1962 John F. Kennedy anunció la “conquista de la Luna” antes del fin de la década, muchos seguramente creyeron que era un sueño inalcanzable. Cuando Sebastián Piñera aseguró que rescatarían a los mineros atrapados en la mina en Copiapó antes de Navidad, seguramente muchos pensaron lo mismo. Pero el hombre llegó a la Luna y los 33 mineros atrapados ya han sido liberados de su cárcel a 700 metros de profundidad.
Cuando el ser humano tiene el impulso de sus sueños o cuando queda atrapado entre el inmenso poder del planeta, solo la fe puede impulsarlo más allá de los límites. La historia de estos 33 es una clara demostración de que el hombre puede sobreponerse a muchos desastres, en tanto y cuanto tenga coraje, sepa organizarse y contenga la desesperación. La historia de aquellos 16 uruguayos atrapados hace 38 años en plena cordillera también.
Unos y otros lograron lo que parecía imposible, driblear, escapar por la punta y hundirla en el arco de la muerte. Y correr victoriosos. El bien ganado orgullo que hoy sienten todos los chilenos debe ser simple y sencillamente el gran ejemplo que todos deberíamos seguir, como pueblos, como grupos, como personas.
Porque toda esta epopeya puede resumirse en una sola palabra: unidad. Primero la de los propios mineros atrapados en la mina, que se organizaron para sobrevivir casi sin nada. En la superficie, los familiares no se contentaron con crispar los puños sino que se jugaron por la esperanza. Y el gobierno se mostró sólido como roca para no decaer jamás, primero en la búsqueda y luego en el rescate.
Nunca se había logrado algo similar y la tecnología utilizada no había sido probada a ese grado de complejidad. Pero la unión hizo la fuerza. Simple, pero no tan sencillamente.
Si los uruguayos comprendiéramos hasta el túetano esta lección probablemente podríamos acometer empresas colosales que hoy parecen imposibles. Y podríamos terminar esta guerra permanente contra nosotros mismos, en la cual es imposible que haya ganadores.
Es tiempo de que los buenos ejemplos llamen a la imitación. Es tiempo para que la unión deje de ser sectorial y sea de todos los uruguayos. Ahora, por todos nosotros. Juntos podremos. Así como estamos, no.