Paysandú, Viernes 22 de Octubre de 2010
Opinion | 16 Oct A partir del sostenido crecimiento de la población y del desarrollo de las tecnologías, del consumo y de la generación de desechos domiciliarios e industriales de gran volumen, se ha presentado en forma creciente el desafío de la disposición adecuada de la basura, con la consecuente gestión de los rellenos sanitarios y sobre todo establecer los necesarios controles en la cadena de gestión que va desde el lugar de generación hasta el de la disposición final.
Y si el problema no es nada fácil de resolver en cuanto a la basura común, el desafío crece en magnitud cuando se trata de desechos hospitalarios, industriales y tóxicos que requieren procedimientos y procesos mucho más complejos y costosos a efectos de evitar sus consecuencias contaminantes.
En Paysandú el relleno sanitario municipal ya está quedando chico para el volumen de los desechos que contiene y se necesita reestructurarlo para darle mayor capacidad y seguridad, lo que inevitablemente va de la mano con el paso previo de promover la separación de residuos y la gestión de los desechos a efectos del reciclaje que permita aprovechar materiales, tanto orgánicos como inorgánicos, y eventualmente lograr inversiones para la generación de energía a partir de la basura.
Paralelamente, los residuos de gestión peligrosa, como los hospitalarios, tendrán en nuestro país un nuevo marco normativo a partir del 1º de enero de 2011, con la entrada en vigencia del decreto Nº 589 de 2009, de los ministerios de Salud Pública y de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, que modifica las normas existentes en materia de disposición de estos desechos.
No se trata solo de los restos hospitalarios, sino también de los desechos que generan laboratorios, la industria farmacéutica y clínicas veterinarias, además de elementos que conllevan toxicidad, inflamabilidad, corrosidad y que precisamente por estas características significan un riesgo sanitario adicional para la población.
Es valedero que estos emisores de residuos asuman desde ya que es preciso modificar las pautas de gestión de estos desechos y adecuarse a las normativas, para evitar que como suele ocurrir, buena parte de éstos sigan arrojándose a vertederos a cielo abierto, con deficiencias en el transporte y disposición final, y por lo tanto constituyéndose en seria amenaza para la salud de la población.
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