Nacionales | 20 Oct Uruguay y Argentina intentan recuperar el tiempo perdido tras el largo conflicto bilateral por la instalación de UPM, estimó el subsecretario del Ministerio de Relaciones Exteriores, Roberto Conde, quien llamó a “cambiar la geopolítica del Río de la Plata”. Los ministerios de Industrias de ambos países presentaron un programa de integración productiva, que apuntará a intensificar el relacionamiento. Se crearán consejos productivos sectoriales en uno y otro país, que promoverán la asociatividad entre las empresas del Cono Sur, para así potenciar el desarrollo de la economía con enclave regional. “Estamos en una etapa de nuestras relaciones con nuestros hermanos argentinos que suelo llamar de recuperación del tiempo perdido y espero que nos vaya muy bien”, dijo Conde en el lanzamiento de un programa de integración productiva binacional, luego de un proceso de evaluación, análisis y seguimiento de los sectores productivos de ambos países. “Y estamos trabajando mucho para aportar de nuestro lado lo que nos corresponde, que es una optimización de las relaciones diplomáticas institucionales y además transformarnos en un motor de generación permanente de confianza”, añadió.
Según Conde, uruguayos y argentinos tienen una “pequeña deuda geopolítica pendiente”. “Tenemos que cambiar nuestra geopolítica del Río de la Plata. El siglo XXI no puede estar marcado por la rivalidad de puertos como factor geopolítico determinante de las relaciones entre Uruguay y Argentina. El siglo XXI tiene que llevarnos a uruguayos y argentinos a hacer un uso compartido, coordinado, de cooperación, de inversión, de manejo conjunto de la boca de la cuenca del Río de la Plata como un patrimonio común”, aseguró. Para Conde, esta cuenca está “muy comprometida desde el punto de vista de su supervivencia tanto hidrológica como biológica, con grados asombrosos de contaminación y de pérdida de capacidad fluvial”. “Es la cuenca que nos da vida, ahí tenemos los países un campo de trabajo, pero también un campo de investigación, de inversión, de comercio y de cooperación enorme para las próximas décadas”, enfatizó. Del lanzamiento participaron el ministro de Industria, Roberto Kreimerman y su par de Argentina, Débora Giorgi, que viajó acompañada de una veintena de representantes de empresas y cámaras empresariales de diversos sectores productivos. Entre los primeros sectores convocados para el trabajo conjunto de integración productiva están los de confecciones textiles, muebles plásticos, alimentos elaborados, vinos, piezas para autos, software y tecnología para la salud, entre otros. Kreimerman recordó que este trabajo se inició en abril, con el fin de avanzar en un proceso de integración que fuera más allá de la política, la economía y lo social, abarcando todos los ámbitos. Sostuvo que se deben compartir los momentos de crecimiento económico por el que atraviesa nuestro país y que se observa en la mejora de los ingresos y de la sociedad en su conjunto. Acotó que el desafío será continuar avanzando por un período de, al menos, 7 u 8 años a este ritmo, lo cual permitirá llegar a valores interesantes en los niveles de ingreso. En ese marco, desarrollar una política de rondas de negocios será cada vez más importante si lo que se pretende es lograr una integración eficaz para todos los actores. Por su parte, la ministra de Industria de Argentina, Débora Giorgi, resaltó que la política actual debe aprovechar los beneficios dinámicos que ofrece el comercio como motor de los procesos de crecimiento y desarrollo. Indicó que el mundo va por más, buscando sacar el mayor provecho a las relaciones comerciales, ya sean bilaterales o regionales. En ese sentido, se pretende aprovechar los beneficios profundos vinculados al progreso tecnológico que va de la mano del comercio y las inversiones. El objetivo es llegar a una integración productiva y profunda, que promueva una distribución de las ganancias más igualitaria. En ese marco, propuso al ministro Kreimerman estudiar la posibilidad de crear un fondo binacional de financiamiento de proyectos de integración productiva, tal como hoy mantiene Argentina con Brasil.