Paysandú, Martes 26 de Octubre de 2010
Locales | 22 Oct ¿Cómo reponerse de un accidente que dejó graves secuelas? La siguiente es la historia de una joven que tras sufrir una lesión en la columna vertebral que la confinó a una silla de ruedas, supo reponerse a la adversidad y salir adelante.
María José Lestarpe (21) sufrió un accidente cuanto todavía era una adolescente. Era otro día de recreación en el arroyo cuando, al darse un chapuzón, experimentó una grave lesión vertebral. Hoy se moviliza en una silla de ruedas eléctrica, pero también recibe un tratamiento de fisioterapia para poder recuperarse. En diálogo con EL TELEGRAFO, esta joven guichonense se confesó atraída por la informática. Desde niña fue una muy buena alumna y actualmente sueña con seguir una carrera de ingeniería en computación o de analista de sistemas, aunque Internet es su mayor atracción. “Llevo una vida normal y la diversión pasa por leer, mirar televisión, salir de paseos o visitar algún familiar”, comenta María José, quien se considera una estudiante como cualquier otra. “Estudio lo normal y solo para saber las cosas, pero gracias a Dios me va bien. Actualmente estoy comenzando bachillerato de informática, porque estaba cursando liceo y tenía que elegir una orientación. Como me gustaba mucho la informática me incliné hacia los cursos que brinda UTU, porque las opciones en Secundaria eran biológica o humanística”, relata.
El accidente que cambió su vida también le ayudó a dar el verdadero valor a las cosas. “Muchas veces no valoramos las pequeñas grandes cosas. Fundamentalmente a los seres queridos, el hogar, nuestro entorno inmediato, definitivamente las cosas simples de la vida. Tras una lesión como la que me tocó en suerte todo lo material queda a un costado, y lo que prevalece son los valores humanos”.
Maria José recordó cuando finalmente pudo acceder a la silla de ruedas eléctrica. “Recuerdo que viajamos con mi familia a Montevideo y a través de un grupo de Rotary Club de la ciudad de Pando fue posible conseguir una silla eléctrica”.
También tiene limitaciones para mover sus manos y solo puede trabajar en el teclado de la computadora, ya que manejar un lápiz le resulta particularmente dificultoso. “Ya había comenzado a estudiar en UTU, pero a raíz del accidente tuve que dejar por varios años, dado no me sentía bien y no tenía ánimo. Además, no contaba con medios para poder movilizarme como lo puedo hacer ahora, porque mi familia no podía trasladarme y gracias a esta silla pude independizarme en los estudios”, agregó.
Según relata, su readaptación psicológica fue positiva y siempre pudo contar con sus amigos. “Mis amigos siempre estuvieron apoyándome. Ahí es cuando se ven verdaderamente a los amigos que siempre están a tu alrededor para ayudarte”, finalizó.
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