Paysandú, Martes 26 de Octubre de 2010
Locales | 25 Oct La incipiente producción forestal de Mozambique, en África, recibirá 18 máquinas diseñadas y construidas en un taller metalúrgico uruguayo, más exactamente de Young, Río Negro. Se trata de seis cisternas comunes, una especial para plantación con bomba y dosificador; dos acoplados, seis rastras de discos de distintos modelos; tres desmalezadoras y varios cajones de repuestos.
El trabajo fue realizado por la empresa metalúrgica de Julio Hartwich (padre), que hace 46 años se dedica a la producción de maquinaria agrícola. Acompañado ahora en la planta metalúrgica por su hijo Julio, la empresa comenzó a especializarse en la fabricación de productos para la forestación.
Si bien hace cuatro años que están exportando a Argentina, este negocio con Mozambique no sólo abre otras puertas sino que posiciona a la empresa de una manera diferente para competir internacionalmente en el mercado de la maquinaria forestal.
HECHO EN young
“Ya comenzamos a cargar la maquinaria en los cuatro contenedores de 40 pies que irán con ese destino”, dijo a EL TELEGRAFO Julio Hartwich hijo.
El negocio se hizo por “máquinas forestales para una empresa que está empezando a operar en Mozambique, van cisternas comunes, una cisterna especial para el trabajo con gel, acoplados, rastras, cortadoras de pasto y desmalezadoras, todo fabricación nuestra en la planta de Young”, detalló.
También va una importante cantidad de repuestos, porque si bien son pocos los repuestos propios de cada máquina, de todas maneras “los repuestos más generales o estándares también pueden faltar en Mozambique, puede ser complicado conseguirlos”.
La empresa trabajó durante dos meses y medio para este embarque. Si bien “no trabajamos exclusivamente para esto porque teníamos otros compromisos, una buena parte del personal estuvo afectado a esta producción”.
Son 30 toneladas de metal
Desde hace cuatro años, la empresa exporta a la República Argentina, fundamentalmente productos para las empresas forestales, pero “nunca vendimos tanta cantidad en una sola vez”.
La exportación es del orden de los 200.000 dólares, y representa unas 30 toneladas de material, considerando chapa, componentes, discos y llantas.
La empresa está pensando ya en la participación en el mercado internacional de una manera institucional. “Nos dimos cuenta que es algo interesante de desarrollar, porque nuestro país en materia de tecnología forestal está en punta, y eso hace que los equipos que fabricamos sean buenos. Entonces debemos empezar a explotar el mercado externo, porque eso también nos permite estandarizarnos, lograr mayor escala y dar mucho más trabajo a nuestra gente”.
Mucho amor y empeño
Consultado sobre qué diferencia a nuestra producción metalúrgica de la que se hace en Argentina o Brasil, que tienen una importante historia en el rubro y hasta cuentan con buena parte de la materia prima que Uruguay importa, Harwicht reconoció que “es difícil. Si se le dice a un contador que uno quiere instalar una fábrica de maquinaria agrícola en Uruguay, le va a decir de entrada que no lo haga. Porque el sistema impositivo castiga a los fabricantes nacionales. En otros países, como Argentina, es al revés, se los subsidia”.
De todas maneras, explicó que “nosotros somos competitivos porque le ponemos mucho amor y mucho empeño. Pero estamos aprovechando un nicho de mercado porque no hay muchas fábricas en Argentina que hagan este tipo de máquinas, por eso logramos ingresar en esos mercados”. En este sentido, el desarrollo de la exportación, a juicio del empresario, “no es mérito de la competitividad del país, sino puramente de nuestra gente, de nuestra empresa. Porque la gente pone mucha pasión y ganas para lograr esto”. En el momento, son treinta las personas que trabajan en la metalúrgica.
ampliar la línea forestal
Hartwich afirmó que en la oferta de exportación que se está analizando desarrollar, habrá una ampliación de la línea de productos “para hacernos un referente en esta área, y de esa manera a la hora de salir a ofrecer a otros mercados tener más posibilidades”.
Es así que piensan “ofrecer más variedad en Argentina y viendo estas oportunidades como la de África, porque según la información que tenemos hay muchos países que están empezando a desarrollar el rubro forestal, y pensamos apostar a esto, por lo que deberemos hacer contactos nuevos en esas zonas”.
También tienen previsto participar de ferias internacionales donde se muestran estos productos. “Ya estuvimos presentes en la que se hizo acá en Uruguay, hace pocos días hubo una en Misiones, Argentina, donde por un problema de los tiempos de esta exportación no pudimos ir porque no podíamos llevar los equipos, pero ya vamos a estar el año que viene en la Argentina, y en las ferias que pueda ser útil estar presentes”.
Aclaró que esto se hará de todas maneras “sin descuidar el mercado interno, porque tenemos unos cuantos productos para el sector agrícola, otros para la parte ganadera y también forestal. No vamos a descuidar para nada el mercado local, porque es lo que nos ha hecho crecer”. La empresa tiene como política “no fabricar demasiados productos y sí buscar escala, por lo que debemos buscar otros mercados porque el país es chico para ello, y no podemos producir más de la demanda posible”.
Tecnología y diseño
El trabajo metalúrgico incluye el uso de la tecnología disponible, para lo cual la empresa cuenta con lo habitual en esta industria: guillotinas, plegadoras, cilindradoras, prensas, máquinas de soldar. Utilizamos toda esa tecnología, y tenemos una oficina técnica bien desarrollada, y eso nos ayuda porque uno de los fuertes que tenemos es el diseño de nuevas máquinas, y podemos hacerlo rápidamente, lo que nos permitió ingresar a los distintos mercados”.
Recordó que durante muchos años la empresa “estaba abocada fuertemente al mercado agrícola, particularmente las herramientas de labranza, y ahora ese mercado -entre otras cosas por la siembra directa- está cero. Entonces en pocos años hubo que desarrollar toda la gama de productos nuevamente para mantenernos en el mercado”.
Nuevo local
Están construyendo un nuevo local, “que cubre todas las carencias que tenemos en los galpones viejos. En este local habrá puentes, grúa, estará todo en el mismo nivel, muchas puertas para las distintas secciones de armado, un buen embarcadero para trabajar cómodamente. De hecho, si no tuviéramos ya pronto este embarcadero no hubiéramos podido cargar comodamente los contenedores”.
El nuevo galpón tendrá 1.500 metros cuadrados techados, que se suman a un galpón más chico al fondo de 500 metros cuadrados, y una explanada de hormigón de unos tres mil metros cuadrados para trabajar y poner la maquinaria”.
El terreno había sido comprado “hace más de diez años, tuvimos que hacerle un relleno que nos costó una fortuna”, recordó, a la par de señalar que “tendremos todo centralizado, porque hoy el taller está en tres lugares distintos. Acá se haría la fabricación y exposición, pero ya creemos que nos va a quedar chico”. La empresa la inició Julio Hartwich, “que ahora tiene 69 años y sigue trabajando, ahí está manejando esa máquina”, dijo orgullosamente su hijo. Casado con la maestra Ana María Garcén, tuvo tres hijos de los cuales uno heredó su pasión por la metalúrgica y una hija participa en la administración de la empresa, que mantiene así su perfil familiar.
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