Opinion | 21 Oct Paysandú es sede en estos días del XI Encuentro Internacional de Cementerios Patrimoniales, que ha reunido a especialistas, docentes y estudiantes de varios países latinoamericanos, además de contar con representantes de Centroamérica y Europa.
La primera reflexión es que se trata de un hecho de características relevantes para nuestra ciudad no sólo por el hecho de recibir a numerosos visitantes extranjeros sino por la causa por la cual ha sido elegida como sede tras una dura puja con Valparaíso (Chile) y Pirasciaba (Brasil)
Digámoslo claramente: esta importante actividad referida a temas patrimoniales tiene lugar en Paysandú porque aquí se está haciendo desde hace algunos años un trabajo innovador de gestión patrimonial en el Monumento a Perpetuidad.
Este sitio, que además es uno de los Monumentos Históricos, Artísticos y Culturales de la Nación, ha tenido un verdadero “giro de tuerca” en su gestión gracias a la visión, capacidad y preparación de un grupo de guías jóvenes que se propuso acercar a los escolares y estudiantes de Enseñanza Media al “cementerio viejo” para que pudieran apropiarse de ese espacio y sus múltiples lecturas sobre la vida y la muerte en un determinado momento de la historia local porque allí se pueden encontrar pistas que nos hablan de lo que fuimos y lo que somos como sociedad.
Trabajar con éxito incipiente sobre la dimensión pedagógica de los cementerios patrimoniales es lo que varios países están intentando hacer y por eso muchos de los extranjeros han llegado a Paysandú para conocer esa experiencia.
La cantidad y calidad de las ponencias que están presentándose convierten a este Encuentro en un hecho sin antecedentes en esta área del quehacer cultural y demuestran que cuando la propuesta es de calidad, Paysandú convoca.
Este XI Encuentro ha terminado de colocar a nuestro Departamento --y también a Uruguay-- en el mapa patrimonial latinoamericano y eso es algo que, como sanduceros, debiera enorgullecernos.
Además, debería ser aprovechado para impulsar algunas iniciativas que se han manejado no hace mucho tiempo sin concretarse aún, como la conformación de una ruta cultural de museos en esta región del litoral uruguayo argentino, con participación del Monumento a Pepetuidad, y los argentinos con el Museo Histórico Regional de la Colonia San José y el Palacio San José, ambos de la vecina Entre Ríos.
Aprovechar los valores patrimoniales que compartimos en la región para utilizarlos como vías para mantener vivas nuestra identidad y memoria colectiva y, a la vez, generar una corriente de turismo cultural en la región, debería ser un objetivo de trabajo próximo y alcanzable.