EMILIANO DA COSTA

Locales | 22 Oct Sueña con ser técnico electricista y aunque no está en sus planes volver a su terruño, cree que con esfuerzo podrá ayudar a su familia. Emiliano Da Costa (17) es oriundo de pueblo Morató y solo le quita el sueño el deseo de ser alguien en la vida. Decidió continuar con sus estudios en la Escuela Técnica (UTU) de Guichón, porque está convencido de que con la capacitación que reciba allí podrá conseguir rápidamente trabajo.
De mirada franca y relato pausado, respetuosa forma de expresarse y de apariencia sencilla, este adolescente aceptó contarnos su vida cargada de aspiraciones. Su padre es policía y su madre tiene a su cargo la central telefónica de Antel. Es el segundo de tres hermanos y asegura provenir de un pueblo tranquilo, donde todo transcurre a otra velocidad. “Primero, como a todo electricista, me gustaría entrar en UTE o tener un buen trabajo en alguna empresa en esa área”, comentó el joven, para quien no resultó difícil adaptarse a una nueva comunidad. “Al principio cuesta, pero como quiero un futuro mejor, no queda otra que estudiar y seguir adelante”, añade. Concurrió a la escuela 60 “Don Luis Ignacio” hasta tercer año. “Al principio me llevó cierto tiempo poder adaptarme a otros ritmos y a otros códigos de convivencia, pero ya hace tres años que estoy en Guichón y me fui acostumbrando”. Emiliano fue adaptándose al ritmo de la ciudad y hoy asegura conocer a casi todos sus habitantes. Venir de un pueblo pequeño y no conocer a nadie representó un obstáculo difícil de sortear. Si bien la adaptación se sucedió sin episodios traumáticos, Emiliano confiesa que “son otras las exigencias, fundamentalmente en el estudio. En principio se extraña, pero como me quiero venir a vivir acá, uno no quiere volver más al pueblo. Lo que busco y deseo es seguir para adelante, porque en el pueblo no hay futuro. Las posibilidades se reducen a ser peón de campo o en actividades similares en los establecimientos de la zona. Además, se gana poco. Yo siempre pensé en un futuro alejado del pueblo. Por más que sientas ganas de quedarte allí a vivir junto a tu familia, no se puede porque la cosa no es tan fácil y no es como la pueden imaginar algunos. Por eso hay que seguir de largo nomás”. Nos comenta que no le gustan los bailes y las salidas, y que se exige en el estudio, en tanto afiema que “ver a la propia gente de mi pueblo, cómo lucha a diario para satisfacer las necesidades, refuerza mi deseo de seguir adelante redoblando el compromiso día tras día”.