Locales | 25 Oct A partir de las 20, el Club Remeros Paysandú desarrollará la asamblea de socios con el objetivo de anunciar la realidad que atraviesa la institución.
Si bien la semana anterior los dirigentes anunciaron que pondrían sobre la mesa la moción de cerrar las puertas del club que el próximo 6 de enero cumplirá 110 años, angustiados por los problemas económicos, horas más tarde se recibió la colaboración de 100.000 pesos que significó una bocanada de aire fresco.
Pero más allá de este alivio momentáneo, el Club Remeros deberá encontrar una solución permanente a los serios problemas que enfrenta. El dinero así obtenido significó nada menos que pagar el sueldo a los funcionarios y pagar la luz atrasada, por lo que las arcas de la institución siguen estando en rojo.
“Los funcionarios quedaron conformes y el club está funcionando, pero esto es solo una bocanada de aire. Se están haciendo los contactos y esperamos que aparezcan soluciones con el correr de los días, pero la situación no es fácil”, se dijo desde el club del rombo blanco.
El Remeros tiene embargada la cuota social que se paga a través de una tarjeta de crédito, también parte de la flota de botes y además los aparatos del gimnasio, ante el reclamo judicial de un ex funcionario por la deuda que con él mantiene el club.
Esto, sumado a la sensible merma de la masa social, sigue ubicando al club al borde del abismo y con el peligro latente de cerrar sus puertas, más allá de la esperanza de los directivos, funcionarios y socios que se han mantenido fieles a la centenaria propuesta del Club Remeros Paysandú.