Paysandú, Domingo 31 de Octubre de 2010
Opinion | 28 Oct “Vamos creciendo como ‘balinazo’, pero hay que guardar un poco para cuando falte”, le dijo el presidente José Mujica al secretario general Iberoamericano Enrique Iglesias, ante la pregunta respecto a la situación en Uruguay, en tanto también el mandatario señaló que “hay que resguardar la economía” para protegerse ante cualquier eventualidad, es decir si cambia el contexto de la economía mundial.
La breve charla entre Mujica y el ex presidente del Banco Interamericano de Desarrollo tuvo lugar el lunes, luego de concluida la inauguración de las XXV Jornadas Anuales de Economía en la sede del Banco Central del Uruguay (BCU).
Con relación a esta instancia, Mujica declaró en rueda de prensa que “vale la pena difundir el mensaje de Enrique Iglesias tan profundo y sencillo” en el que pidió a los países de América Latina “evitar triunfalismos”, pese a los buenos augurios económicos que se prevén para el país. “No tenemos el futuro asegurado, siempre puede haber algún imprevisto”, había manifestado Iglesias en este foro, como consejo o recomendación que no debe ser ignorado por quienes tienen la responsabilidad de orientar el rumbo económico de nuestro país, sobre todo cuando todavía está en proceso la instancia presupuestal en el Parlamento. .
Incluso el mandatario uruguayo recogió parcialmente la visión optimista de la economía que expresó en este foro el ministro de Economía y Finanzas, Ec. Fernando Lorenzo, y aclaró que “comparto lo referente a la posibilidad de la economía uruguaya, pero también de los desafíos que tenemos por delante y no creo eso que porque hemos crecido un 10% estamos tocando el cielo con la mano”.
Este “matiz” que señaló Mujica, que lleva implícitas dudas sobre la capacidad de resguardar la economía, se manifiesta en medio de recientes críticas de analistas económicos respecto al gasto excesivo que asumió el Estado en el proyecto de presupuesto quinquenal, el cual muestra una clara incoherencia entre lo que plantea el conductor del Ejecutivo y lo que hace su propio Gobierno. En el lado opuesto, quienes tienen intereses creados en el tema, es decir los sindicatos públicos que reclaman mayores aumentos salariales y beneficios, así como los sectores vinculados al área educativa, reclaman más inversión –o simplemente gasto, porque con esto no se asegura ninguna mejora en las prestaciones o calidad de la función que realizan--, de parte del gobierno, compartiendo la idea de que el crecimiento económico amerita que se vuelquen mayores recursos al sector.
En este encuentro Iglesias hizo hincapié en que pese a la coyuntura internacional favorable subsiste una gran incertidumbre mundial sobre el futuro inmediato y mediato, en tanto Mujica reivindicó como prioridad de gobierno las relaciones comerciales con países de la región, y al respecto subrayó que “lo que procuramos para defendernos mejor es tratar de mejorar la relación con los vecinos y nuestro principal cliente es Brasil. Ellos, como nosotros, no son perfectos pero son nuestros vecinos y en el mundo de hoy cada día se tiene que construir en conjunto”, aseguró. Y si bien en esta instancia Iglesias destacó que “nos encontramos ante una gran oportunidad de crecimiento generada por la buena administración de la macroeconomía que emprendió el gobierno” de Uruguay, consideró que para continuar el ritmo de crecimiento debería evitarse el sobrecalentamiento de la economía para evitar una explosión de la demanda y sobre todo ahorrar. Además resaltó la importancia de lograr “un shock” de productividad con políticas orientadas a promover la innovación, las nuevas tecnologías y la investigación científica.
Por su lado Fernando Lorenzo indicó en la oportunidad que “cuando Enrique (Iglesias) decía que acá hay un peligro de autocomplacencia, de decir que ya lo estamos aprovechando bien, que ya está todo hecho, los vientos soplan de cola y nosotros ya no tenemos mucha fuerza, yo me atrevo a decir que Uruguay tiene en el punto de partida un buen desarrollo institucional, pero creo que el peor error en el que podemos incurrir es creer que la obra está terminada, que no hay reformas pendientes y que no hay que asentar prácticas políticas y costumbres que sean absolutamente el soporte de las posibilidades de expansión de la economía y de desarrollo del país”.
Ese es precisamente el punto, porque efectivamente no solo la obra no está terminada ni nada que se le parezca, sino que el Uruguay sigue dependiendo casi exclusivamente de la exportación de productos primarios sin incorporación de valor agregado ni tecnología, por lo que pese a que como sostiene Lorenzo, los recursos naturales son “en sí mismo motor de progreso del país”, es muy escaso el aporte que se ha generado en cuanto a mejora logística y de infraestructura, y la participación porcentual de la industria manufacturera en el esquema exportador se va reduciendo.
Ello plantea el desafío ineludible, si es que queremos situarnos en la línea del desarrollo sustentable, de promover el conocimiento aplicado, de estimular el empleo de calidad incorporando valor agregado a nuestras materias primas, buscando la forma de lograr la máxima eficiencia de nuestra producción y volcando los máximos esfuerzos y decisión política para reformar el Estado, para que sea realmente catalizador y no la rémora que es, a través de su gran costo y burocracia, para el esquema productivo del país.
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