Paysandú, Lunes 01 de Noviembre de 2010
Locales | 28 Oct (Por Horacio R. Brum). Cual metáfora de lo que puede suceder con la Argentina de aquí en adelante, un funcionario de la embajada mantenía un equilibrio precario en el pretil de la majestuosa sede diplomática, mientras intentaba poner a media asta el pabellón azul y blanco. En las primeras horas de la mañana santiaguina, ese fue el primer indicio público en Chile del fallecimiento de Néstor Kirchner, una figura que en buena parte de los habitantes de este país no despierta precisamente sentimientos de cariño.
Kirchner es el hombre que los chilenos comunes y corrientes identifican con la escasez de gas natural, cuyo suministro desde Argentina se redujo al mínimo a partir de 2004. Para mantener la ilusión de los servicios públicos baratos, que hasta hoy engaña a los argentinos, el fundador de la dinastía de la Casa Rosada dispuso que las empresas dejaran de exportar el combustible, con el propósito de compensar lo que faltaba en el mercado interno a causa de las reducidas inversiones en la búsqueda de nuevos yacimientos.
A este lado de los Andes, el juego político doméstico del mandatario patagónico, continuado por su esposa y sucesora, tuvo como consecuencia el encarecimiento de la producción de muchas industrias y sobre todo, un aumento sustancial del costo de la energía eléctrica, debido a que las centrales generadoras tuvieron que reemplazar el gas por fuel oil. Además, el gobierno y las empresas privadas chilenas invirtieron cientos de millones de dólares en instalaciones para la importación de gas natural licuado, para asegurar el suministro a los hogares, y actualmente existe la paradójica posibilidad de que Chile venda gas a Argentina. Como en nuestra cultura latinoamericana la muerte, cuando es trágica o imprevista, crea un cierto halo de santidad en torno al difunto, que determina que se disimulen con palabras de pésame los errores que cometió en vida, las primeras expresiones oficiales chilenas sobre el deceso de Kirchner han sido respetuosas. En la cámara de Diputados, que estaba en sesión cuando se divulgó la noticia, se hizo un minuto de silencio y la presidenta del cuerpo dijo a los medios que el fallecimiento había provocado “tremenda sorpresa y consternación”.
El presidente Sebastián Piñera, quien inauguraba en la mañana la reconstrucción de una autopista afectada por el terremoto, dio de inmediato sus opiniones al periodismo presente y manifestó la solidaridad con Cristina Fernández. Piñera, que a estas alturas de su mandato se ha hecho famoso por sus expresiones con significados equívocos, se refirió al papel de Néstor Kirchner como secretario de la Unión Sudamericana de Naciones (Unasur diciendo que “esperamos que su muerte permita revitalizar Unasur y crear una verdadera comunidad de democracias”. La duda quedó flotando, sobre si esas expresiones eran un elogio al trabajo del difunto en la organización, o un lapsus respecto del papel controvertido que éste tuvo, dada su gran cercanía con la corriente latinoamericanista más radical, que encabeza Hugo Chávez.
En los medios de comunicación, que reaccionaron rápidamente y con extensas coberturas, no dejaron de mencionarse las “luces y sombras” de la presidencia de Kirchner, así como las tensiones que introdujo en la relación bilateral. Dando por sentada la influencia del ex presidente sobre su esposa, el canal oficial mencionó como el más reciente episodio de esas tensiones el rechazo argentino a la extradición de un ex guerrillero chileno que vive en Buenos Aires, acusado de organizar el asesinato de Jaime Guzmán, el ideólogo de la dictadura de Pinochet. Guzmán fue muerto por miembros del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR), una organización clandestina de origen comunista, durante el primer gobierno democrático, cuando era senador por el partido que hoy es mayoritario en el gobierno de Piñera. Galvarino Apablaza, el ex integrante del FPMR que la justicia chilena ha vinculado al hecho, reside en Argentina hace muchos años y está casado con una funcionaria de prensa de la Casa Rosada.
Las simpatías abiertas y genuinas por Néstor Kirchner también se han visto: cuatro integrantes del Partido Humanista chileno desplegaron frente a la sede diplomática argentina un gran cartel en el cual le daban las gracias por lo hecho a favor de los derechos humanos. Por igual razón llegaron a expresar sus condolencias varios parlamentarios de izquierda y algunas personalidades de este sector lo han descripto como un líder comprometido con la causa de la dignidad latinoamericana. En la calle, sin embargo, los comentarios son menos elaborados: “¡Un alivio para la Argentina!”, dijo un hombre que pasaba por la embajada. Otras personas preferían excusarse de dar una opinión, pero lo cierto es que, como en su propio país, Néstor Kirchner no ha dejado indiferente a nadie.
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