Paysandú, Viernes 05 de Noviembre de 2010
Rurales | 31 Oct “Con los números actuales y la relación flaco-gordo del cordero de 1 a 1, la invernada logra entre 600 y 1.000 dólares de ingreso neto por hectárea, que son formidables y competitivos, por arriba de la mayoría de las producciones del Uruguay, incluso de las agrícolas, aún de las más intensivas”, formuló a EL TELEGRAFO el presidente del Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL), ingeniero agrónomo Gerardo García Pintos.
Para el dirigente y productor ovejero, esto habla a las claras “de lo importante que es el precio hoy y la trascendencia de la aplicación de tecnología cuando los precios acompañan y las cosas se hacen bien”, agregando que “la tecnología está para esto y es mucho más fácil de lo que la gente se imagina y además, se aprende rapidísimo”.
No dejó pasar por alto el mensaje de la industria, en oportunidad de la jornada de campo realizado el pasado miércoles en el establecimiento “La Esperanza” de Alejandro Gambetta, en la zona de Paso Hondo, departamento de Tacuarembó, al reiterar esta, que “hay mercados, con necesidad de materia prima y un panorama muy bueno hacia adelante”.
Alternativas
En oportunidad de la actividad desarrollada en el campo de Gambetta, se mostraron diferentes alternativas dentro de la invernada de corderos. Invernada sobre cultivos de raigrás con diferentes rotaciones, de 26 a 30 corderos por hectárea, algunas con suplementos, otras sin suplemento, pero sí trabajando todas con parcelas diarias, haciendo cambios diarios de las mismas.
Se efectuó un pastoreo controlado; seis horas por día comían los corderos en el raigrás y el resto permanecen en campo natural. Para Gambetta “los resultados han sido muy buenos, con interesantes ganancias diarias entre 135 y 160 gramos por día, con un resultado económico que supera los 1.000 dólares por hectárea de margen neto”.
“No solo son resultados muy buenos”, destaca, sino además “muy competitivos con cualquier otro rubro que hoy tiene la agropecuaria nacional”.
Los corderos después del destete, cuando se aproximan a los 25 y 26 kilos, se manejan en campo natural, con una carga que oscila entre 5 y 6 corderos por hectárea y luego ingresan a los verdeos para estar aproximadamente tres meses y salir con peso de embarque, que oscila entre 37 y 40 kilos, aproximadamente”.
En el caso de la suplementación, en algunos lotes, la misma se realiza con sorgo de grano húmedo que se produce en el propio establecimiento, “lo que ha determinado que esos corderos salgan con más kilos, por adicionarles ese suplemento”.
Razas
Gambetta se maneja en su establecimiento con ejemplares de la raza Corriedale, aunque también se ha hecho una experiencia con cruza con Poll Dorset, donde los corderos ya al destete eran más pesados.
Indicó que “los ejemplares de esa raza obtuvieron alrededor de 5 kilos más que los puros y en el período de invernada mantuvieron la diferencia, pero no la aumentaron, respecto a los animales Corriedale”.
La invernada de corderos se realiza desde comienzos del año 2000. Al principio era a campo natural; luego, como la empresa se dedicó a arrendar parte del área a agricultura y otra parte con lechería, el área fue menor.
De todas maneras se decidió no bajar la cantidad de lanares y se efectuaron mejoramientos comenzándose a invernar. “Al principio fue con 1.200 corderos, a los 2.400 que estamos actualmente, aunque seguiremos aumentando el número porque lo vemos como un muy buen negocio”.
Datos
Gambetta trabaja mucho con los DEP (Diferencia Esperada de Progenie), que permite con números, demostrar su trabajo de afinamiento que realiza desde hace varios años en el Corriedale, pero también en los kilos que ganan sus reproductores sin perder lana.
“Trabajando con información objetiva, en la actualidad estamos logrando mejorar nuestras reses carniceras y a su vez bajando la finura de nuestras lanas. Por más que la lana es hoy un complemento de la carne, sigue siendo un ingreso importante en los establecimientos”, subrayó.
En la reciente esquila, la majada tuvo una finura de 26,8 micras y en los borregos en el entorno de las 23 micras. Valores obtenidos en la presente zafra y que evidentemente nos dejan muy satisfechos, porque la tendencia de La Esperanza es a seguir disminuyendo el micronaje en base a un muy buen trabajo genético”.
“En los últimos años que comercializamos por Central Lanera Uruguaya (CLU), logramos valores muy interesantes y por encima de lo que es el Corriedale tradicional”, finalizó diciendo el productor.
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