PUNTAS DE ARROYO NEGRO

Locales | 05 Nov La Escuela 46 de Puntas de Arroyo Negro inauguró el 20 de octubre una biblioteca comunitaria. Se trata de un ámbito en el que alumnos y vecinos accederán a material de lectura de variada temática. La directora de la institución, Mirta González precisó que “la creación de esta biblioteca comunitaria fue posible gracias al compromiso asumido por todos quienes entendieron que era necesario contar con un lugar apropiado para acceder a la lectura. Es importante destacar que el mobiliario y demás accesorios son totalmente nuevos y adecuados para tal fin”. La maestra aseguró que el proceso de instalación de la nueva biblioteca también fue una oportunidad para reencontrarse con antiguas publicaciones didácticas.
“Mientras ordenábamos la usada biblioteca íbamos ojeando aquellos Anales de la Educación Primaria, que resultaron tan útiles para los docentes ávidos de información para los trabajos en el aula. Pero los tiempos cambian y los procesos demandan mayor involucramiento y conocimiento, así que entendimos pertinente vestir a la vieja biblioteca con ‘ropa nueva’. Fue entonces que ordenamos las ediciones desde los años 20, 30, 40, 50 y 60, tanto en los manuales de clase, como en los de topología variada. Debían ser sustituidos por otros que sumaran contenidos y conceptos que se fueron dando progresivamente, tanto cuantitativa como cualitativamente. Así fue que pensamos que estos libros, además de ser para los niños, también podrían resultar útiles para la comunidad. Los padres de esos niños, las familias y vecinos de la escuela, que definitivamente es referente nato en las zonas rurales. Fue así que aparece --creo que por 2008-- el Presupuesto Participativo, que se presenta con una ayuda económica para presentar proyectos surgidos desde distintas entidades de la comunidad. Así fue que visualizamos la posibilidad de concretar nuestro emprendimiento”, sostuvo la docente. Asimismo, González dijo que “es importante destacar que la comunidad de la Escuela 46 está alejada de Paysandú ciudad” y pocos vecinos tienen locomoción para llegar a Ruta 90. “Esto indica que la realidad de la sociedad no depende solamente de lo que la escuela le brinde a los niños, ya que allí viven jóvenes y adultos, con derechos a los cuales no pueden acceder. Con buena visión y la esperanza de concretarla, la comunidad votó por tener una biblioteca comunitaria. Por suerte se hizo realidad con el esfuerzo de madres, abuelas y padres, que ayudaron a la escuela en la preparación. La biblioteca tiene cortinas nuevas, mesas, cuadros, reloj de pared, alfombra, televisión y DVD. El recinto tiene grandes puertas de vidrio construidas especialmente. Todos estos detalles, que parecen un poco fueran de contexto, hacen al lugar más acogedor. Esta comunidad, como tantas otras, necesita que se le sugiera, que se le muestre, que se le dé la oportunidad. Tienen un lugar propio donde poder leer y así aprender, informarse, tener a la mano cosas prácticas que los ayuden en sus gustos personales para utilizarlos en su provecho. Escuchar, en un momento de tranquilidad, solos o en grupos, buena música. Ver una película, y lo que es más importante, crear un lugar de convivencia para discutir ideas, sugerir cosas o simplemente recrearse. El objetivo es tener una escuela de puertas abiertas a la comunidad, con participación y compromiso. No es poca cosa obtener esos logros, ya que cada comunidad tiene su idiosincrasia y no es la intención revertirla, pero es importante reconocer que es producto del esfuerzo de algunos, pero el beneficio es para todos”, finalizó.