Trágico a la fuerza

Locales | 07 Nov TRÁGICO A LA FUERZA, de Anton Chejov por Teatro La Rendija, Yucatán, México. Dirección: Raquel Araújo. Con Francisco Sobero. Sexta Muestra Internacional de Teatro del Mercosur Interior, “Atahualpa del Cioppo”. Teatro Florencio Sánchez. Jueves 4 de octubre de 2010.
Cuando los sueños se han transformado en desilusiones, cuando el trabajo no tiene nada de atractivo, cuando ni siquiera es bien pagado, y cuando la esposa se ha transformado en un ser feo, gordo, exigente e insoportable, solo queda la frustración como compañía. Eso le ocurre a Iván Ivanovich Tolchakov, el protagonista de esta obra de Chejov, interpretada por el actor y cantante mexicano Francisco Sobero.
Cuando se está tan sólo como un perro, un perro es mejor compañero que nadie. Y eso le ocurre a este personaje que llega a la estación de tren cargado de paquetes y encargues ajenos con la intención de encontrarse con su amigo Alexéi Alexéievich, quien para su desgracia se ha marchado, dejándole también como encargo que le lleve a una vecina un perro y una máquina de coser.
Quiso ser cantante de ópera y abandonó su sueño; amó a María y la dejó ir. En la soledad de la estación, donde los rieles esperan mansamente la vida que hacía un lado y otro va montada en los trenes, sabe que no solamente está viejo, sino sin esperanzas, sin futuro y sin posibilidad de cambiar ese pasado que duele como presente.
La versión toma solamente uno de los personajes, aunque la obra original tiene dos y se desarrolla en una oficina. Un sólo personaje para asomarse a una vida que pasa prácticamente sin dejar huella. En medio de la bruma de la estación, comiendo un emparedado, hablando con la única persona que puede, consigo mismo, aunque se diriga a un perro.
Con elementos que recuerdan los empleados por Charles Chaplin para su personaje de vagabundo, Sobero presenta un trozo de verdad escénica realmente atrapante. Cada movimiento, cada gesto, cada palabra se incrusta como piedra y una a una van construyendo una propuesta que realza el texto de Chejov, que se presta precisamente para la construcción de personajes y la sutileza de la interpretación.
Una sólida actuación, un texto que narra la desesperanza, pero que encuentra un rayo de luz y alegría en el volver a empezar. “Gane, pierda/voy a vivir mi vida/sólo yo sé como continuar”, canta Sobero, trozo de “Nessum Dorma”, de la ópera “Turandot” de Giacomo Puccini. Vivir la vida, una buena forma de combatir la desesperanza.
E.J.S.