Opinion | 08 Nov La Confederación de Organizaciones de Funcionarios del Estado (COFE) recurrirá ante la Justicia contra el decreto que obliga a los públicos a una jornada mínima de 6 horas.
El sindicato entiende que se trata de un aumento de la carga horaria sin un incremento salarial en contrapartida.
El secretario general de COFE, Joselo López considera bien tender a que todos los funcionarios trabajen seis horas, pero reclamó que los salarios “deprimidos” deben tener un aumento salarial “proporcional al aumento de la carga horaria”.
De este reclamo y malestar se desprende entonces que la gran mayoría de los empleados públicos no trabajan seis horas, por lo que el decreto significa un incremento en la carga horaria. Sin embargo, los públicos son el sector que mayores reclamos salariales tiene y el que “dos por tres” paraliza el país con medidas sindicales, las cuales están obviamente dentro de sus derechos laborales.
También existe malestar en el gremio porque el decreto incluye la eliminación del sumario. “El jerarca de turno puede sancionar a un funcionario de 5 a 180 días sin ningún tipo de sumario”, opinó el dirigente Bismark Larrosa. Este reclamo deja en claro que en opinión del sindicato los funcionarios públicos deben seguir siendo “los intocables”, y que las sanciones solo caben cuando las faltas del trabajador son gravísimas.
Cuando el presidente José Mujica asumió el poder dijo que estaba deseoso de emprender la tan necesaria reforma estatal. Pero no contaba con un problema básico en el Estado: hacer que sus trabajadores trabajen. Esto no sucede en el sector privado, donde la mayoría trabaja ocho horas y procura realizar extras para incrementar sus ingresos mensuales. Además, la mayor parte trabaja los sábados, lo que no sucede en el sector público.
La ciudadanía está cansada de ser “rehén” de los ya tradicionales reclamos de aumentos de sueldos y descontentos por una larga lista de temas. Pero también está cansada de la ineficiencia de muchas de las oficinas públicas, donde los trabajadores parecen creer que están haciendo favores y no cumpliendo con el trabajo por el cual son remunerados.