El Oso

Locales | 06 Nov EL OSO, de Anton Chejov. Grupo Dramart Teatro, Mérida, Venezuela. Dirección: Irina Dendiouk. Con Leonidas Urbina, Irina Masini y Anderson Monje. Sexta Muestra Internacional de Teatro del Mercosur Interior “Atahualpa del Cioppo”. Teatro Florencio Sánchez. Viernes 5 de octubre de 2010.
El principal problema de trabajar con obras muy conocidas es la falta de sorpresa del espectador, pues no solamente se conoce el argumento sino también se identifican con claridad las escenas y la progresión dramática.
Eso ocurre con “El Oso”, una obra corta de Chejov que, de todas maneras, no debe llamar a engaño, pues pese a su brevedad es muy buen trabajo en torno al ser humano y sus contradicciones, y también al triunfo del amor más allá de las convenciones impuestas por la sociedad.
Este elenco venezolano no solamente comprendió la dificultad principal de emprender una vez más una obra tan conocida del autor ruso, sino que en esta producción 2008 buscó un nuevo enfoque, a partir de una sensualidad bien manifiesta y un sesgo satírico en la presentación del núcleo argumental.
Una viuda cumple siete meses encerrada llorando la partida sin retorno de su marido, hasta que irrumpe un hombre a quien el muerto quedó debiendo dinero. La imposibilidad de pagar primero y la negativa a hacerlo después, tras discusiones en torno al amor y engaño, llevan a la pareja a un enfrentamiento tal que puede desembocar en la muerte de uno de ellos, mas tal pasión se canaliza por el lado afectivo, hasta que el amor y el deseo los une.
La planta escénica, simple pero muy efectiva, así como tres muy buenas interpretaciones hicieron de esta propuesta una verdadera delicia. Esa es ciertamente la principal virtud de esta puesta en escena que aceptó el reto de volver a exponer una obra harto conocida, pero desde otro punto de vista.
De paso, queda demostrada la vigencia de un clásico, que obviamente parte de un texto que se mantiene vivo, pues el ser humano sigue siendo un manojo de contradicciones y porque del odio al amor sigue habiendo un muy pequeño espacio, pero que se proyecta a partir de una puesta en escena renovadora. Renovar los clásicos es ciertamente la forma de mantenerlos de generación en generación. E.J.S.