Deportes | 15 Nov Se terminó la novela, después de que se desarrollara un capítulo infartante. Lo cierto es que el Gran Premio de Abu Dhabi terminó por definir el título de una temporada espectacular e incierta de la Fórmula 1, y fue el alemán Sebastian Vettel el que, con su Red Bull, se quedó con todo lo que estaba en juego: el primer puesto en la última carrera del año, y el título de mejor.
“¡Sos el hombre, sos el campeón!”, repetían desde boxes al auricular de Vettel, que entre lágrimas y ahogado por la emoción, al punto que poco podía contestar, daba la vuelta de honor.
Sí. Vettel, que hacía pocas semanas había colaborado junto a su compañero de equipo Mark Webber para que su escudería se consagrara como la mejor del año, dejó atrás todas las especulaciones y se consagró como el mejor piloto de 2010 con 23 años, el campeón más joven en la historia de la máxima categoría del automovilismo mundial.
Vettel, que festejó en tres de los últimos Grandes Premios de la temporada, consiguió el día anterior la pole y se aferró a esa posibilidad cuando llegó el momento de apretar el acelerador en la que duele. Y llegó al título sin haber sabido lo que fue liderar el campeonato en soledad.
Pero le bastó marcar la diferencia en la última prueba como para conocer el sabor de quedarse con todo, dejando de lado al gran favorito, el español Fernando Alonso, que tuvo una gran segunda parte del año pero que justo al cierre del año no pudo acceder al segundo puesto que le hubiera permitido lograr el campeonato en Emiratos Arabes.
El alemán largó primero y no se despegó de la punta, salvo cuando le tocó ingresar por boxes. Pero fueron tan solo algunos instantes sin liderar la carrera, mientras que los otros candidatos, Alonso y Webber, sufrieron demasiado esa parada porque se sumaron a la competencia muy atrás, al punto que los dos debieron correr detrás de Vitaly Petrov, y debieron conformarse con un séptimo y octavo lugar, respectivamente. Muy lejos de lo esperado.
Y Vettel aprovechó todo. Se subió a lo más alto del podio, acompañado por Lewis Hamilton (tenía chances pero remotas de poder campeonar) y Jenson Button, los ingleses de McLaren que fueron segundo y tercero, respectivamente, que conocieron las mieles del título en 2008 y 2009, pero que cedieron ante un Vettel que hizo un espectacular trabajo de hormiga a lo largo de la temporada.