Opinion | 20 Nov La inauguración ayer del nuevo local de la Escuela Nº 35, de Constancia, constituye un motivo de merecido festejo para una zona que desde hace años viene luchando en pos de este objetivo, que como suele suceder, tuvo idas y venidas, así como las consabidas demoras para emprendimientos de este tipo, pero que finalmente pudo concretarse para este noviembre de 2010.
Sobre todo se logró atender un reclamo de los vecinos en cuanto a procurar un local más funcional y con menores riesgos para el alumnado de la zona, donde a la vez existen polos de desarrollo que han cambiado la cara de una localidad cercana a la ciudad pero donde no había muchas oportunidades laborales.
El nuevo local se levanta en un terreno frente al salón comunal del complejo Mevir, el que fue donado hace tres décadas por Carlos aguilera, un vecino de la zona de quien los residentes guardan muy gratos recuerdos por su contribución a la comunidad.
Lamentablemente, en contraste con este festejo, tenemos otras escuelas rurales del departamento que tienen problemas edilicios y lo que es peor aún, han ido perdiendo gradualmente alumnado, como consecuencia de una problemática socioeconómica muy compleja, pero que responde fundamentalmente a la despoblación rural y a la pérdida de fuentes de trabajo, con el consecuente traslado de familias a lugares donde encuentran otras oportunidades.
En una de nuestras páginas de la sección Interior de este viernes, precisamente, damos cuenta de que a la Escuela Nº 47 de Colonia 19 de Abril, ya casi centenaria, y que llegó a tener más de setenta alumnos, actualmente concurren solo cinco, lo que da la pauta de una realidad que ha cambiado para un centro docente que ni siquiera tiene nombre propio.
Llamativamente esto ocurre en una zona en la que igualmente hay una buena actividad agrícola y lechera, aunque sin el esplendor de otras épocas, y se repite la situación de otros lugares del interior profundo en los que incluso se han cerrado escuelas rurales, lo que revela que hay mucho por hacer en favor de la repoblación de nuestra campaña, que no podrá lograrse por decreto sino por crear condiciones para que las familias encuentren atractivo mantenerse y radicarse en las áreas rurales.