Locales | 19 Nov A la Escuela Nº 47 de Colonia 19 de Abril se llega tomando 7 kilómetros al Este por caminos vecinales desde el kilómetro 31 de la Ruta 90. Como otros centros educativos del interior departamental, trabaja en forma continua y coordinada gracias al esfuerzo de mucha gente. Es que la escuela es el motor generador de actividades que mantienen unidos a los pobladores de su zona. Por otra parte, ante el constante éxodo de los  habitantes de la colonia, la escuela es el termómetro de ese comportamiento.
Aunque llegó a contar con tres docentes y más de setenta alumnos, en la actualidad solo concurren 5 niños entre el nivel inicial y tercer año. La maestra Gabriela Bideberrigain dijo que “es prácticamente una familia, el hogar de todos nosotros. Martín, Paula, Juan, Mauricio y Franco”. Todos comparten diferentes actividades durante el día y lo hacen en compañía de la maestra Gabriela y la auxiliar de servicio Daniela. La docente afirmó que “la auxiliar está con nosotros desde abril, ya que uno de los grandes logros de este año fue poder contar con personal auxiliar pago por el Consejo de Educación Primaria. Porque el año anterior era la docente quien debía realizar todas las tareas de higiene y alimentación de la escuela, ayudada por alguna madre”.
La escuela acaba de cumplir 98 años en la zona y es interés de la dirección y padres que cuando llegue a su centenario pueda tener nombre propio. Por tal motivo, docentes y familiares de los alumnos han hurgado en libros oficiales y han consultado con vecinos, ex alumnos y ex docentes para conocer la historia y los lugares donde estuvo instalada.
Antiguamente la escuela funcionaba en el local de lo que se conoce con el nombre de “Escuela de los Alemanes”, ubicada en el camino vecinal que conecta con el mojón 25 de la Ruta 90. Precisamente Colonia 19 de Abril se conformó con judíos, suizos y alemanes que se dedicaban a tareas agrícolas y ganaderas. Parte de esas producciones son desarrolladas hoy por los descendientes de esas primeras familias, sobre todo dedicados a la lechería. El lugar físico donde funcionó el centro educativo también era conocido por “Escuela Vieja”.
Tiempo después y por la falta de funcionalidad del edificio, fue necesario conseguir otro lugar. Tras  conversaciones entre los vecinos de la zona, consiguieron que un lugareño de apellido Oddone donara una hectárea de campo para construir la nueva escuela. Entonces, el Consejo de Educación Primaria de la época ordenó la ejecución de la obra.
Un hecho no menor fue cuando los vecinos accedieron al servicio de energía eléctrica, que posibilitó otras comodidades y beneficios para la escuela y para toda la comunidad. La escuela fue el lugar donde – además de aprender lo curricular – se ofrecían otras posibilidades, tanto a las mujeres como a los hombres de la zona. Fue así que se generaron producciones de lombricultura, envasado de alimentos, panadería, huerta, elaboración y venta de humus para las estancias de la zona y trabajos de artesanía en cerámica.  Ahora, el gran deseo colectivo es que para el centenario de la escuela puedan reencontrarse maestros, vecinos y alumnos, en lo que seguramente será un grato momento para rememorar épocas inolvidables.