Opinion | 18 Nov El acceso a fuentes energéticas es un tema crucial para todos los países del mundo debido a que es imprescindible para el crecimiento económico y el confort. En Uruguay el tema viene siendo centro de discusión y debate desde hace algunos años y se refuerza cada vez que existen problemas para el abastecimiento debido a la alta dependencia de la energía hidroeléctrica. En consecuencia cada vez que la sequía acucia, el país debe importar energía o producirla en base a petróleo, con el consecuente encarecimiento desmedido de su valor.
Las energías limpias, también llamadas sustentables, en especial la eólica, ha tenido un interesante impulso desde fines de la anterior administración de gobierno nacional merced a la incorporación de empresas privadas en la producción.
Ya se han instalado parques eólicos y varias empresas tramitan actualmente autorizaciones para otros tantos, lo que abre una interesante perspectiva en cuanto al aporte que puedan hacer a la red energética nacional.
En tanto, una reciente encuesta realizada por la empresa Factum reveló que tres de cada cuatro personas prefieren la energía eólica y la solar para el abastecimiento.
La consultora preguntó a la gente cuáles son las tres fuentes que considera preferibles, dado que se apuesta a la diversificación energética. Los datos indican que un 85% mencionó la solar y eólica, un 48% el gas, un 24% el petróleo, un 13% la nuclear y un 10% el carbón.
La lista no incluyó la energía hidráulica, pues ya quedan pocas posibilidades de crecimiento de este tipo en Uruguay y la discusión se centra en fuentes complementarias de la energía hidráulica. Tampoco se incluyen la biomasa o los biocombustibles, que requerirían de explicaciones muy pormenorizados en el estado actual del debate.
Resulta claro que hay una inclinación por lo que contamine menos y lo interesante es que lo sigue prefiriendo aunque le cueste más. El 88% contestó que prefiere la que contamine menos aunque sea más cara. Otro dato interesante es que sólo un 24% de los uruguayos está de acuerdo con la energía nuclear, mientras que un 58% está en desacuerdo, un 13% no opina y un 5% no está de acuerdo ni en desacuerdo. El rechazo es categórico en el 56% que considera que las centrales nucleares son un peligro para la salud y la vida y reafirma el deseo de apostar a la menor contaminación posible. En conclusión, los uruguayos prefieren lo más ecológico y no lo más económico. ¿Pero estamos los ciudadanos lo suficientemente informados de las reales posibilidades de desarrollo de cada tecnología como para debatir con fundamentos válidos qué es lo que se debe hacer?