Opinion | 25 Nov La Intendencia informó que fiscalizará la ocupación ilegal de espacios en la vía pública, lo que comprende tanto a aceras, calzadas, plazas y canteros con mercaderías en exhibición, puestos ambulantes de ventas, toldos, mesas y sillas, entre otros.
La decisión no hace más que cumplir con decretos que existen desde hace mucho tiempo pero que muchos comerciantes --tanto informales como formales-- sencillamente no las respetan.
No hace falta caminar mucho en el centro de la ciudad y también algunos barrios para encontrar múltiples ejemplos de ocupación de veredas, que muchas veces atentan contra la seguridad de los peatones.
Es común ver, por ejemplo puestos ambulantes que ocupan más de la mitad del espacio reservado para la circulación de las personas de a pie, así como bicicletas y hasta motos que exhiben algunos comercios, mesas y sillas en ciertos lugares de venta de comidas, así como cajones de frutas y verduras, amén de todo tipo de pizarrones y carteles publicitarios que también quitan espacio a las aceras.
Desde la Intendencia se informó que se están haciendo recorridas para advertir a los propietarios de puestos y comercios sobre el inicio de fiscalizaciones en la materia y que será inflexible a la hora de aplicar medidas.
La medida, que quizá pueda parecer antipática ante los ojos de quienes sufrirán las consecuencias, no hace más que hacerse eco de un reclamo de las personas de a pie, que muchas veces sufren las consecuencias de esta situación que no es otra cosa que el abuso de unos sobre el derecho de otros. También aquí vale recordar que los derechos de unos comienzan donde empiezan los de los demás. Y, como las veredas han sido hechas como lugar para circulación de peatones, se impone que el derecho a caminar tranquilo y seguro sea respetado.
Asimismo, la Intendencia debería ser cuidadosa respecto a que quienes tienen autorización para ocupar parte de la acera dejen el espacio suficiente para el desplazamiento cómodo de los peatones y, por otra parte, cabe reclamar también que este tipo de fiscalizaciones tengan permanencia en el tiempo porque, de lo contrario, no resulta efectivo más que por cierto tiempo y luego la situación vuelve a descontrolarse.