Deportes | 01 Dic La participación de la selección mayor de Paysandú en la Copa Nacional de Selecciones puede catalogarse como un parto de nalgas. Todo es complicado. Como siempre, corriendo para confirmar cosas a último momento, luego se dieran vueltas y vueltas sin sentido. Como sucede cada vez que se tiene que confirmar la presencia de los seleccionados en cualquier torneo.
Esta vez, la participación de la selección mayor comenzó a tratarse con bastante tiempo de anticipación e incluso se presentó un proyecto de selecciones. Pero, otra vez, todos se durmieron en los laureles, enfrascados en discusiones eternas que nunca arriban a buen puerto. Y el proyecto quedó en el olvido.
Después fue tiempo de pensar en el aspecto económico. Que no hay dinero para presentarse, pero aparecen como por arte de magia unos dólares que estaban de respaldo. Que esa plata no se toca, y no se juega porque no se quiere déficit que deban asumir los clubes. Que el comercio sanducero no aporta, que no aparece dinero, pero igual se le baja el pulgar a la empresa que ofreció sus servicios para buscar sponsor a cambio de un porcentaje.
Pero apareció la Intendencia para colaborar con todo el gasto de transporte. Y ahora sí se juega, aunque la nueva forma de disputa no convence y se da marcha atrás. Pero una vueltita de tuerca y salimos a la cancha. Con la participación sanducera asegurada y la inscripción enviada a la Organización del Fútbol del Interior, era tiempo de elegir el técnico. Y otra vez a pujar.
Dos de los integrantes de la nueva Coordinadora se volcaban hacia el nombre de Sergio Esquivel y otros dos por el de Ramón Silvera. Faltaba conocer la postura de uno de sus integrantes, que volcaría la balanza para un lado u otro.
Pero resultó ser que la Asamblea pidió que se respetaran los candidatos de la Coordinadora anterior, que tras unas pocas reuniones quedó en el olvido, y finalmente el nombre de Silvera no fue siquiera propuesto en forma oficial. Y el elegido fue Julio Coiro, hacia el que se volcaron quienes tenían en mente al entrenador de Juventud Unida.
Ahora bien, el laureado se bajó de la candidatura y el motivo es entendible. Es más: la decisión era de esperarse.
Ahora, los dirigentes deberán llevar a la Asamblea un nuevo nombre, el de Sergio Esquivel, que recibió el apoyo de dos de los tres integrantes de la Coordinadora.
Así de complicado ha sido este proceso de selección. Que todavía no se puso en marcha, pero que se gestó en medio de problemas, a contrarreloj y sin tener todos los aspectos solucionados. Y, seguramente, se irá haciendo camino al andar y a los tumbos. Como siempre.